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La purga sobrevive

James DeMonaco ha encontrado un filón con lo que comenzó siendo serie B

Después de una carrera irregular como guionista ("Negociador" o "Jack", en los noventa), James DeMonaco ha encontrado su filón serial con lo que comenzó siendo una película de serie "B", "La noche de las bestias". En la primera parte de la saga, protagonizada por Ethan Hawke, se proponía un futuro alternativo de Estados Unidos donde una noche al año se permitía a sus habitantes cometer cualquier tipo de delito, incluido el asesinato. De esta forma el desempleo bajaba y se aprovechaba como un eficaz método de control poblacional. El primer filme de la serie, que establecía su estética y su género, funcionaba eficazmente tanto a nivel narrativo como fábula sobre la deshumanización de la sociedad de consumo. Eso fue hace tres años. Tras comprobar el éxito de la entrega inicial y de su secuela (especialmente si comparamos sus presupuestos bajísimos con recaudaciones de casi cien millones de dólares), es lógico que traten de continuar ampliando su universo. "Election" muestra a los que controlan el poder político en la distopía. Una senadora (Elizabeth Mitchell) intenta cambiar las leyes para terminar con la noche sin ley cuando se ve rodeada por una conspiración que la deja justo en medio de lo que ella trataba de impedir. Junto a un batallón de personas atrapadas en esa locura y siguiendo la misma estructura de las dos anteriores, su objetivo es sobrevivir hasta que llegue la mañana. Esta tercera parte sigue jugando al thriller de suspense hiperviolento con menos aciertos que las anteriores: aún así, mantiene un ritmo y una precisión que dejan claro que el creador sigue al mando. Esta parece ser la clave de la, por ahora, trilogía. James DeMonaco no ha soltado el timón y, aún en su desigualdad, sí existe una coherencia en la narración y en una crítica a la violencia que nace con EEUU y que aquí llega a su paroxismo urbano. Seguramente haya una cuarta cinta y, frente a otras sagas, sí parece justificada. Al finalizar la película, todavía nos queda el interés de saber qué pasará en ese país donde una mañana al año los cadáveres se apilan delante del badulaque, los adosados suburbiales y la bandera norteamericana.

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