El olvido y el silencio no pueden despacharse con dos o tres adjetivos, y por eso Fernando Aramburu ha tejido en las más de 600 páginas de su novela "Patria" un retrato de la complejidad humana de dos familias dentro de la "sangrienta historia" de los últimos 30 años del País Vasco.

Aramburu (San Sebastián, 1959) asegura que hay "mucho corazón" en esta novela, editada por Tusquets, en la que ha "exprimido humanamente" todo lo que ha podido a sus personajes, "ya sean víctimas, medio víctimas o partidarios de la agresión" y la violencia de ETA. "He intentado abrirlos como una nuez y considerarles en su complejidad humana y no solo como recipientes de ideas o conceptos", indica el autor. Aramburu, que reside en Alemania desde 1985, ha compensado la lejanía geográfica con su cercanía emocional, la empatía que ha sentido siempre con los asesinados por ETA y sus familiares: "Me han producido un enorme dolor. Aunque no hayan matado a mi padre, como si lo hubieran hecho".

Víctimas que le han dicho que no se sentían amparadas por los escritores, explica este autor, que ha querido levantar testimonio literario de cómo algunos intentaron un proyecto político mediante el ejercicio organizado del crimen.