José Ignacio Gracia Noriega, cronista oficial de Llanes y colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, comenzó su vida académica en los dominicos y, precisamente allí, en la iglesia ovetense del colegio donde estudió, se celebró ayer su funeral de despedida. Un ejemplo de la importancia de Gracia Noriega fue el telegrama recibido por la Casa Real para mostrar a su familia sus condolencias por la pérdida.

A sus 71 años, cumplidos el pasado 17 de agosto, su modo vida estaba dedicado enteramente a la literatura. "Era un amigo personal al que admiro profundamente como escritor", subrayó José María Fernández González, el abogado que ayudó a Gracia a recuperar en 2011 el título de cronista oficial de Llanes que le había sido retirado en 2003: "Fue muy duro y muy difícil de llevar. Por suerte, nos salió bien y se restituyó la imagen de él, que era muy importante para él porque se sentía muy llanisco. De hecho, hay un lugar mítico en su obra que se llama Bermalles, que es Llanes, que aparece mucho en sus relatos breves, sobre todo en su serie de la Guerra Civil en España".

Gracia Noriega comentaba hace un año, en la celebración de su 70 cumpleaños, que su gran logro había sido vivir disfrutando de sus dos pasiones: leer y escribir. El mismo argumento fue destacado por algunas de las personas que mejor le conocían.

Su amigo José Ramón Gómez Fouz no dudó en comentar la gran labor literaria de Gracia: "Fue un escritor genial en todos los temas que tocó, ahora se va a dar cuenta la gente".

En la misma línea apuntó su ayudante literario, Rubén Franco: "Era un trabajador infatigable, un erudito que hablaba de todo con conocimiento de causa. Siempre estaba atento a los detalles personales con todo el mundo. No se casaba con nadie, tenía lo que tenía que decir. Se le va a echar mucho de menos".

"Era muy amigo de sus amigos, una persona enormemente culta sin ser pedante. No había un momento en el que no aprendías algo hablando con él", expresó Nicole Holzenthal, que mantuvo una estrecha relación con el escritor, especialmente durante su último año de vida.

El exalcalde de Oviedo Antonio Masip también estuvo presente en la despedida: "Es una persona que a mí me influyó extraordinariamente estando de alumno interno en los dominicos". Además, lamentó la falta de reconocimiento oficial que ha tenido el escritor: "Es un intelectual de tal calibre que si hubiese nacido en Cataluña o Valencia sería un Josep Pla o un Álvaro Cunqueiro".

Julian Herrojo, párroco de El Cristo, se desplazó hasta la Iglesia de los dominicos para oficializar la despedida de su amigo, al que conocía desde hace 17 años y que consideró hecho de una pasta especial: "Tenía un carácter amable y dicharachero, hablaba siempre con mucha gracia. Era un hombre entregado a sus tres pasiones: las letras, España y Asturias". Precisamente, el escritor era el primero en mostrar lo orgulloso que estaba de haber vivido durante todos su vida en el Principado. A esta opinión se sumó Gustavo Bueno hijo, con el que compartió gran parte de su vida: "Ha sido una gran pérdida porque era un escritor amante de Asturias en general y de Llanes en particular. Un trabajador incansable que deja mucha obra inédita y que su labor continuada será valorada en el futuro", concluyó.