Richard Ford, premio "Princesa de Asturias" de las Letras, llegó ayer a Oviedo transmitiendo serenidad, amabilidad y sabiduría. Todo ello se le notó en tiempo récord. Pero sin prisas, atendiendo a todo el mundo sin agobios ni agobiarse. Lo acompañaba su esposa, Kristina Hensley, que incluso posó con él para las fotos mientras saludaban a todo el mundo.

Ford mantuvo una improvisada charla con los periodistas en las escaleras del hotel Reconquista, conversación tranquila y relajada. Estuvo a disposición de los "canutazos" que tenía ante sí para responder a las preguntas. No esperó a hacer presentaciones ni nada parecido. Rápido invitó: "¿Alguna pregunta para mí". Y enseguida empezó a contar cómo le había ido en el viaje en tren y a mostrar agradecimiento a sus lectores, sin los que su obra no sería conocida, apuntó, y a la Fundación por haber sido distinguido con el premio.

Tuvo unas muy buenas palabras para Bob Dylan cuando se le preguntó qué le parecía que le hubieran concedido el Nobel de Literatura; es más, se explayó al respecto e hizo un pequeño homenaje a las generaciones que han seguido su música y sus mensajes literarios. Ford se mostró encantando con el premio al autor de "Knockin' on heaven's door" e hizo una interesante reflexión que se puede concluir en que el galardón a Dylan ha sido una forma de ensanchar los caminos de la literatura. Y para que nada quedara fuera en tan poco tiempo (unos tres minutos largos de minicharla en la calle), también evocó sus tiempos en México y lo demostró diciendo unas palabras "en mexicano".

Antes de tales prolegómenos cumplió con el protocolo. Saludó a la presidenta de la Fundación Princesa de Asturias, Teresa Sanjurjo, y observó y escuchó fugazmente a la Banda de Gaitas "Xiranda" de Colloto, que ayer recibió con sus ritmos al escritor norteamericano y a Mary Beard, premio de Ciencias Sociales, que llegó a Oviedo una hora y media después. La presencia de Mary Beard fue más escueta: "Estoy encantada", dijo en español con ese "arrastre vocal" anglófilo en el acento.

Lo cierto es que entre lo uno y lo otro la tarde a las puertas del Reconquista estuvo animada y, como es costumbre, con algunas preguntas de la gente que pasaba por allí: "¿Quién viene?" o "¿Qué pasa?", preguntó algún despistado respecto a las fechas de los Premios.

"El viaje fue magnífico, fue estupendo ver el paisaje, las montañas, se puede viajar en coche o en avión, pero el tren es la mejor forma de observar el paisaje", relató Richard Ford cuando se le preguntó cómo le había ido el viaje. "Y despacio", le dijo un colega. "Sí, sí, en muchas ocasiones es mejor ir más despacio; ya va todo rápido. Ir en tren es como escribir una novela; es una jornada larga hasta que llegas al final y acabas", puntualizó con una sonrisa antes de entrar en otros temas.

Ford, que el sábado fue homenajeado por la escena rock de Asturias, mostró en todo momento su satisfacción por estar en Asturias y por la razón por la que está por estos lares: "Venir aquí es la mejor recompensa del premio. Es un apoyo porque quiere decir que no soy demasiado mayor y que aún no tengo que abandonar, que puedo seguir cierto tiempo. El premio es para los lectores, si no los tuviera no sería leído"; e insistió: "Es una gran recompensa porque nunca pensé que llegaría aquí. El hecho de estar aquí con vosotros y conocer a los otros premiados es un honor, es algo que nunca me habría imaginado". Realmente el autor de "Independence Day", "Incendios" o "El periodista deportivo" mostró un enorme placer por el conjunto de sensaciones que tuvo al conseguir el premio "Princesa de Asturias" de las Letras. Y justamente cuando salió el tema de Bob Dylan alargó su respuestas precisamente para hablar del mundo literario. Apuntó que la distinción a Dylan suponía agrandar la literatura: "Es algo que ensancha, que nunca estrecha" su caminos, y añadió: "Todo lo que se amplíe en este campo es bueno". Fue un punto este de Dylan y el Nobel en el que Richard Ford no escatimó argumentos (veloces, como corresponde a un momento de "canutazos"). Con todos los riesgos que conllevan las interpretaciones de cada cual, se diría que este tema dylaniano le produjo cierta nostalgia mezclada con satisfacción: "Fue una buena decisión" concederle el premio Nobel, dijo; para añadir que también es una buena noticia para el mundo literario: "La literatura es inclusiva y tiene los brazos abiertos, no es excluyente", argumentó el autor de "Acción de Gracias" y "Rock Springs". Y aun agrandó su argumento: "No porque Dylan haga música (su obra) tiene menos literatura. Dylan fue una gran influencia en mucha gente, entre ellos yo; en mi generación y en otras".