Nunca se me olvidará esa campaña en favor del cine español en que Antonio Resines y José Coronado aparecían en anuncios que ridiculizaban situaciones y personajes típicos del cine de Hollywood atizando frases como "esto es una película de cine español", "aquí esas tonterías nunca pasan",... Qué cosas, ¿verdad? Pue s Iñaki Dorronsoro no habrá estado de acuerdo con sus compañeros porque su Plan de fuga es más americana que comerse un "hotdog" en un partido de los Red Sox. ¿Algún problema? De partida, no. Pero la película hace aguas por todos lados.
Y eso que al principio la cosa tiene su gracia: resulta curioso ver cómo el cine español juega con esas convenciones que a menudo le resultan tan ajenas. Alain Hernández hace de Jason Statham haciendo de su proverbial profesional callado y ultrametódico, Luis Tosar prueba fortuna como Paul Giamatti incorporando a un policía formal y enrollado y Javier Gutiérrez hace de cualquier talentoso actor de comedia americano con ganas de demostrar que puede interpretar a un desastroso exladrón de guante blanco ahogado en la droga dura. Qué lástima que Dorronsoro no haga de Brett Ratner y se crea el cuento, porque Plan de fuga podría sido un producto asumible si se hubiera tomado menos en serio. Porque tarda uno en darse cuenta, entre escenas de sexo bandasonorizadas con saxofón ululante y frases-sentencia, pero Plan de fuga está para muy pocas bromas. Al final, tenemos otra película pensada para el gran público (ningún problema) pero sin atisbo de su capacidad para seducirlo.
