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La historia de un hombre en 24 horas

Mara Torres narra en "Los días felices" una vida a través del día de su cumpleaños cada cinco años

19,50 euros

"Si el ser humano quiere saber cómo es su vida, solo tiene que observar su día de cumpleaños cada cinco años desde la mañana a la noche: en qué cama se despierta, qué hace durante la jornada, con quién se relaciona, de qué van sus conversaciones, qué personas están alrededor de su tarta, qué regalos recibe y en qué circunstancia vuelve a cerrar los ojos para dormir. Porque cada cinco años el mundo cambia y cuando uno se quiere dar cuenta, es otro".

Todos los periodistas que han entrevistado a Mara Torres hasta ahora "tienen curiosidad por saber de dónde ha salido esa teoría sobre la que gira la estructura de Los días felices y por qué he decidido abordar el tema del amor platónico". Vayamos por partes: "En cuanto al primer asunto, recuerdo que se me ocurrió una mañana mientras iba caminando. Escribo diarios desde que soy pequeña, así que la idea de que un solo día pueda ser el reflejo de una vida entera me resulta familiar. Los días felices narra, de hecho, el encuentro entre Miguel y Claudia durante veinticuatro horas, a partir del cual se va intercalando la vida de Miguel Martín, el protagonista, durante los últimos veinte años a partir del día de su cumpleaños cada cinco años: El día que cumplió 20 (y que conoció a Claudia), 25, 30, 35 y 40 años (el último aniversario, unos meses antes de su encuentro en la actualidad)".

El día de cumpleaños tiene "algunos elementos que se repiten -todo el mundo te desea que tengas un feliz día (de ahí el doble sentido del título) casi siempre hay una tarta, algún regalo, y suelen cantarte la canción del cumpleaños feliz- y, por lo demás, no se parecen en nada unos a otros y las celebraciones no son las mismas, así que pensé que si describía un día de cumpleaños completo desde la mañana hasta la noche podría tener una buen material para contar la evolución de un personaje, y si dejaba intervalos de cinco años, los cambios en los escenarios físicos y emocionales serían notables y me daría mucho juego literario, incluso la tarta de cumpleaños acaba convertida en una buena metáfora sobre la evolución de la vida, quién te acompaña, quien estuvo y quien ya no está contigo".

Por otra parte, apunta la autora, la novela "gira sobre el amor platónico entendido no como amor inalcanzable sino como amor aplazado o interrumpido. Ese amor que se queda colgado en la línea del tiempo porque no se hizo realidad porque uno de los dos no se atrevió a dar el paso o porque fue un amor de verano y acabó el verano, o porque no era el momento o porque había otros compromisos en medio. Al final estos amores que no se hacen realidad son inmunes al paso del tiempo y al desgaste de la cotidianidad y se quedan en nuestro imaginario como una especie de isla en la que refugiarse cuando nuestro mundo sentimental se tambalea, pensando que quizá esa persona pueda volver una tarde cualquiera, en una ciudad cualquiera, inesperadamente".

Mientras tanto, "nos permiten alimentar el deseo", como escribió el gran Luis Cernuda: "Aunque solo sea una esperanza, porque el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe".

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