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La belleza está en el interior: los diseños asturianos de Lorenzo Castillo

El interiorista, que acaba de publicar un libro, rehabilitó la casa de su familia en Ribadesella y decoró la "Quinta Bertrand", en Somió (Gijón)

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Diseños de Lorenzo Castillo en Asturias

Lorenzo Castillo, probablemente el diseñador de interiores más reputado de España y, sin duda, uno de los más reconocidos a nivel internacional, ha dejado su sello en Asturias. Lo ha hecho, además, en dos edificios de especial significación, ya sea por cuestiones patrimoniales o sentimentales: la espectacular "Quinta Bertrand", el emblemático palacete del bario gijonés de Somió, y una singular casona de Ribadesella que es propiedad del decorador. Dos diseños singulares que el interiorista ha incluido en su libro "Lorenzo Castillo", un repaso a sus mejores trabajos, con fotos de Manolo Yllera, de reciente publicación.

Castillo, que días atrás presentó el volumen en Oviedo, ha compartido con los lectores de LA NUEVA ESPAÑA algunas de las imágenes que reflejan su trabajo en ambos inmuebles. Dos diseños que abordó desde ópticas distintas pero que comparten su sello indiscutible.

La reforma de la "Quinta Bertrand", diseñada por Luis Bellido y edificada en 1895, supuso un reto para Castillo por el deseo, suyo y de los propietarios, de respetar las estructuras y la estética originales, y de integrar al tiempo elementos modernos, incluso de domótica, para hacer el inmueble más cómodo. "Hicimos un trabajo increíble de arquitectura, primero, y luego de interiorismo. Se respetó todo lo que estaba protegido y el interior se rediseñó conservando muchos elementos originales, pero adaptándolos al estilo moderno y siempre siendo muy respetuoso con la idea original del edificio", explica Castillo, que destaca el hecho de que toda la obra se hizo con profesionales y empresas asturianos.

La casa de Ribadesella tiene también una importante historia detrás: "Es la casa más antigua de Santa Marina, la primera que construyó la marquesa de Argüelles, en 1905. Ella conocía los balnearios de Normandía, Biarritz y el sur de Inglaterra y quiso importar esa idea, era un experimento de veraneo moderno".

Para Castillo, la casa tiene un gran poso sentimental: fue de su familia varios años y en ella veraneaba de niño. Aunque sus padres vendieron el inmueble varios años atrás, el interiorista nunca olvidó la hermosa casona y cuando tuvo la ocasión, hace unos pocos años, la adquirió y la rehabilitó. "Tuvimos que hacer un trabajo muy importante de restauración, porque las casas delante del mar sufren mucho. Pero también quise mantener todos los elementos originales que se conservaban, como la escalera original modernista", explica el interiorista. Ahora, esa casa de verano es su refugio en cualquier momento del año. Porque, confiesa: "me encanta Ribadesella fuera de temporada".

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