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SERGIO CARPIO | Licorero

"Mi generación nació y creció en un mundo muy distinto de lo que esperaba y de lo que le toca vivir"

"Pasé dos temporadas de camarero en Ibiza y me sirvieron para cambiar, pensar en lo que deseaba hacer y valorar más Asturias"

Sergio Carpio, en Valnalón, entre dos placas de Duro Felguera. FERNANDO RODRÍGUEZ

Sergio Carpio (Sariego, 1982) se ha puesto a hacer ginebra artesanal en Valnalón (Langreo) y a los diez meses de iniciar la producción ha ganado una medalla de bronce entre 1.500 muestras de casi setenta países en el "International Spirits Challenge" de Londres, una competición con veintitrés ediciones. Su marca, Kiber, aún está en la memoria de los asturianos que la bebieron en el siglo pasado, siempre que lo hayan hecho con moderación.

- ¿Por qué se animó a enviarla a Londres?

-Un poco por presión de mi pareja, Maite, que estamos juntos desde 2013 y cree más en mí que yo mismo. Después de enviarla pensé que si nadie te pone una medida no sabes dónde estás. Igual tu producto te gusta sólo a ti.

- ¿A qué aspira?

-A vivir de ello. Ahora trabajo para recuperar la inversión. Tengo en mente nuevos destilados.

- ¿Cuánto tiempo tardó en echar adelante su empresa?

-Con plan de empresa y burocracia más de tres años. Es una actividad de impuestos especiales y hasta que no tienes todo en regla no puedes empezar. No es como abrir una tienda, que basta con una declaración responsable y puedes comenzar.

- Tiene 35 años y empezó a pensar en esto con 31. Los treinta años es una década de impacientes. ¿Cómo hizo para no perder los nervios?

-Sentí que llegaba el momento para hacer estas cosas. Tenía una situación laboral y personal en el aire y era el momento de llevar a cabo mi afición.

- Situación laboral.

-Soy ingeniero técnico forestal por Mieres. Pensé que podría trabajar en explotaciones y aprovechamientos madereros, pero nunca conseguí trabajar en eso.

- ¿Quién le engañó para estudiarlo?

-Nadie. Aposté que en Asturias se iba a elegir el sector forestal como alternativa a la industria y la minería y perdí.

- Acabó la carrera con 26 años. ¿Qué hizo hasta ahora?

-Estuve en una empresa del metal y pasé dos temporadas en Ibiza trabajando en hostelería. Tenía un amigo trabajando allí y quería buscar un cambio en mi vida. No me van Ibiza ni la masificación, pero allí puedes aislarte o ir con todo el mundo. Salí un par de veces por probar y me aislé.

- Salió de la Cuenca, probó un trabajo que no conocía, ¿para qué le sirvió Ibiza?

-Para valorar más lo que tenía aquí: la lluvia siempre se echa de menos. Allí logré el cambio temporal y pensé en hacer lo que quería. Siempre me gustó el mundo de la sidra y con 20 años empecé haciendo algunos licores, que es más fácil.

- ¿En casa?

-Sí, a muy pequeña escala, con un equipo de destilación de vidrio de laboratorio.

- ¿Había tradición en casa?

-Nada, es algo personal, como vía de escape.

- ¿Qué le decían su padres?

-Les parecía bien. Mi padre es un buen crítico.

- ¿A qué se dedicaba?

-Mi padre, Juan, a la minería y mi madre, Julia, es ama de casa. No tengo hermanos, soy solo, pero tengo unos primos muy cercanos y no eché en falta a nadie.

- No parece tener problemas de vida interior.

-No. Me cuesta sacar fuera lo que pienso y siento; lo tengo claro, pero no soy muy locuaz. Sé hacerme el mundo interior.

- ¿Qué más gustos tiene?

-Ahora sólo éste, porque no me deja tiempo para más, pero siempre me gustó la huertina. Mis abuelos eran agricultores con ganadería. Tenía adoración por los güelos. Estuve con ellos todo el tiempo que pude y ahora me parece que fue poco. Los maternos, Aurelio y Guadalupe, eran de Sariego. Ella es la que me queda. Los paternos, Celestina y Juan, son de La Joécara

- ¿Lo mimaron mucho?

-Más bien fui un niño muy querido por los abuelos, y el cariño fue recíproco.

Su trabajo es solitario y metódico, de atención continua. Su capacidad máxima de producción es de doscientas cincuenta botellas a la semana, pero no la alcanza.

- ¿Por qué la ginebra?

-Es lo que mejor se me dio. Cuando hacía catas con amigos era la que triunfaba, incluso en ciegas con marcas buenas.

- ¿Usted bebe ginebra?

-Sí, es lo que bebo, pero me apasiona hacerla porque es muy creativa. Permite una infinidad de posibilidades con todos los botánicos que tengas a disposición, siempre que predomine el enebro, para obtener mil matices.

- ¿Cómo se fue formando en ella?

-Traduciendo del inglés un montón de libros.

- Usa cítricos de aquí.

-Sí, porque son superaromáticos. Lo importante es el aroma, que está en el pellejo. Traigo limones y mandarinas de Villaviciosa, de donde es originaria mi abuela materna. Asturias era gran exportadora de cítricos a Inglaterra y Holanda en las fechas en que empezó a hacerse la ginebra en Holanda. También uso piel de manzana y, que yo sepa, soy el único.

- ¿Qué aporta?

-Complejidad, carácter. No espere nadie que sepa a manzana.

- ¿Qué tipo de manzana usa?

-Una variedad de baja productividad para la sidra, que cogemos, pelamos y deshidratamos.

- ¿Y la distribución?

-Es importantísima, pero es lo que menos me gusta, lo que más cuesta y no lo enseña nadie. Tengo dos distribuidores, uno para las Cuencas y otro para el resto de Asturias. Son empresas grandes a las que estoy agradecido porque desde el primer momento apostaron por esta ginebra más de lo que cabría esperar. Distribuyen para la hostelería, y desde el premio se han interesado las tiendas gourmet. Vendo más.

- ¿Conocía la marca Kiber?

-No, la encontré investigando sobre la ginebra en Asturias y me sorprendió muchísimo. Nadie de mi edad la conoció. Me sonaba el Club Patín Kiber de Mieres, pero no sabía de qué era el nombre. La botella y la idea de la marca quieren hacer un homenaje a ese pasado industrial y minero que vemos escapar.

Su ginebra cuesta como una "premium", pero es de las muy contadas artesanales que hay en España.

- Usted estuvo fuera y regresó. ¿Ve oportunidades aquí?

-Pocas. La mía la encontré rebuscando y rebuscando. El presente está fastidiado, sobre todo para los jóvenes. Muchos de los que estudiaron conmigo marcharon y trabajan en cualquier sector, sin que tenga que ver con sus estudios. Mis amigos de toda la vida en seguida pensaron en trabajar y quedaron aquí.

- ¿A qué se dedica Maite?

-Es aparejadora. Está recuperando su actividad como autónoma. Trabajó en una empresa y con la crisis tuvo que volver a empezar de cero.

- Son una pareja muy generacional.

-Sí, nacimos y crecimos en un mundo muy distinto de lo que esperábamos y de lo que nos toca vivir. Ella es de Bimenes, y vivimos en Pola de Siero.

- Serán grandes usuarios de la Autovía Minera.

-Esa autovía hizo milagros.

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