Silvia Marsó vive desde hace meses en la piel de Mrs. C, una aristócrata viuda, de conducta burguesa, que tiene una experiencia inesperada en el Casino de Montecarlo con un joven jugador que pierde todo su dinero en la ruleta y quiere suicidarse. Este acontecimiento la enfrenta a los principios que han regido su trayectoria y la llevan a vivir una historia tórrida y trepidante. La actriz encabeza el reparto de "24 horas en la vida de una mujer", basada en una de las novelas más reconocidas de Stefan Zweig, ahora convertida en un musical de cámara intimista. Dirigida por Ignacio García y también interpretada por Felipe Ansola y Germán Torres, se representa a las 20.30 horas de mañana, viernes, en el Centro Niemeyer de Avilés.
- ¿Qué tiene de singular esta obra para alcanzar tanto éxito?
-Habla de muchas cosas, de la condición humana, de cómo carece de libertad a pesar de que uno cree que la tiene, del destino que nos pone ante un cruce de caminos y no lo vemos. También de la ludopatía, de la vida y de un amor entre un hombre y una mujer a los que separan 24 años. Es la historia de amor de un ludópata y una señora manipulada e incitada por un tercer personaje. Tiene una carga emocional y sensual muy fuerte.
- ¿Es un canto a la libertad femenina?
-Es un canto a la libertad en general. Zweig eligió a una mujer porque siempre ha estado más reprimida y a una aristócrata porque desde que nace su vida está condicionada por todo lo externo.
- La obra reúne tres disciplinas: teatro, música y baile. ¿Cómo ha conseguido alcanzar un alto nivel de satisfacción en todas ellas?
-Mrs. C es el papel más difícil que he hecho en mi carrera. Llevo toda la vida estudiando para poder afrontar cualquier estilo teatral y dada la complejidad de la partitura, con muchos estilos, he tenido una preparación previa de dos años. Aquí, las distintas disciplinas no tienen que quedar separadas, el director ha hecho hincapié para que todo fluya. Es un musical muy armónico en el que el espectador se olvida de cuando cantamos, bailamos o interpretamos.
- Los musicales han entrado fuerte en la escena española. ¿Cree que han venido para quedarse?
-La música aporta al espectador algo más completo que el texto solo, profundiza la palabra, de ahí la aceptación de los musicales.
- ¿Qué aporta la música en directo?
-Supone asistir a una representación en la que todas las artes están presentes. Como productora de la obra me aconsejaron incluir música enlatada, pero prefiero arruinarme que no llevar un producto de calidad.
- Otro elemento que destaca en la obra es el vestuario. ¿Qué papel juega?
-Es importantísimo y está lleno de simbolismo, por ejemplo de ruptura con lo establecido, ya que la mujer viuda se viste de rojo pasión; representa la libertad que la mujer reconoce por primera vez.
- La obra ha sido favorecida con el apoyo de la crítica. ¿Cómo la ha recibido?
-Soy la productora y aposté por un género que no está presente en la cartelera, por eso, cuando salieron las críticas unánimes, empecé a respirar. Y es que es una obra maestra.
