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Fútbol | Primera División

Estos guajes son una mina

Roberto Canella y Carlos Castro, hijos de mineros, y Jorge Meré salen sorprendidos de su primera visita a una explotación

Viendo a su hijo acercarse con dudas a la chimena "La Turista", punto final de la visita al pozo Sotón, Antonio Castro transmitía una mezcla de orgullo e ironía. El padre de Carlos Castro se pasó 17 años trabajando en el Pozo Figaredo y se mueve por las entrañas de la mina con la misma soltura que el delantero de Ujo por el área contraria. Así que el recorrido por el pozo sotrondín tuvo un significado especial para ambos. "Me llamó la atención todo porque no tenía ni idea de lo que era la mina por dentro", se sinceró a la salida Carlos Castro, que tenía once años cuando su padre se prejubiló. Roberto Canella tiene aún más antecedentes mineros en su familia, pero hasta el pasado lunes sólo conocía la cruda realidad de pasada.

El padre del lateral sportinguista, del mismo nombre, trabajaba en el Pozo María Luisa, la mina para la que ejerce de auxiliar el ya inactivo Sotón. "Un día bajé con mi padre en la jaula, pero como era pequeño no me dejaron ver casi nada", explicó tras su primera experiencia Canella, que no ahorró elogios para un colectivo que le toca muy de cerca: "Cuando era un niño no tenía la sensación de que mi padre corría mucho peligro, aunque todo el mundo lo dijera. Es admirable lo que hacen los mineros: estar ahí tantas horas, con lo peligroso que es, o simplemente por el esfuerzo que supone".

El tercer "minero" de la plantilla del Sporting es Nacho Cases, hijo de Chus, prejubilado de La Camocha. Un examen en Madrid le impidió acompañar a la expedición sportinguista, completada por Jorge Meré y su padre, Delfín, y el director de comunicación del club, Manfredo Álvarez. Los compromisos de los futbolistas obligaron al equipo de guías del pozo Sotón a programar una visita "express", lejos de las de cinco horas que duran las turísticas. La iniciativa de la dirección de Hunosa tras el cierre del pozo, el pasado mes de diciembre, ha tenido una gran respuesta, con la agenda repleta durante todo el verano, de lunes a viernes.

La presidenta de Hunosa, María Teresa Mallada, ejerció de anfitriona de una visita que tuvo como momento cumbre el descenso por "La Jota", una chimenea de ventilación de apenas 70 metros, pero tan exigente que a Canella, Castro y Meré les recordó por un momento las famosas y sufridas pretemporada con Gerardo Ruiz. "Nos decían que bajábamos muy lento. No me imagino cómo se puede hacer eso más rápido", se quejó Castro. A partir de ahí fue todo mucho más llevadero, sobre todo porque el "Rápido de Sotón", el tren minero de la décima planta, a 557 metros de la superficie, evitó las interminables caminatas por las galerías.

Los futbolistas del Sporting atendieron a las explicaciones de Pedro Sánchez y sus compañeros sobre las modalidades de ventilación, las filtraciones de agua, la diferencia entre el carbón y otros materiales de la mina y los distintos sistemas de extracción, aunque la premura de tiempo impidió una demostración práctica del frente de galería, en el que se avanza utilizando explosivos. Así que Canella, Castro y Meré no pudieron practicar con el enorme martillo perforador, de 43 kilos de peso, con el que se realizan en la pared los orificios para colocar estratégicamente las cargas de dinamita que permiten extraer el carbón y continuar el avance.

Así que se tuvieron que conformar con el martillo de 7 kilos que le esperaba en "La Turista", bautizada así por uno de los primeros visitantes del recorrido turístico del Sotón. Tras atender los consejos de Rogelio Megido, el "crack" de los picadores del pozo, los tres jugadores del Sporting tuvieron la oportunidad de conocer de primera mano cómo se ganaron la vida generaciones y generaciones de asturianos. Pero en unas condiciones mucho más favorables que las de "La Jota", por ejemplo. "Según nos explicaron, en una jornada normal los mineros tenían que picar cinco metros hacia arriba y un metro veinte de ancho. Impresionante porque yo en dos minutos conseguí sacar una piedrina así", dice Canella juntando sus dedos pulgar e índice.

Después de la experiencia del Sotón, los tres jugadores del Sporting no tienen dudas sobre lo bien que se ganan la vida con el fútbol. "Siempre lo dije", interviene Canella tirando de experiencias propias. "Soy un privilegiado comparado con gran parte de mi familia. Mis abuelos, mis tíos, mi padre, o un primo que acaba de entrar en el pozo Carrio afrontaron día tras día un trabajo muy duro. Nosotros cobramos por hacer lo que nos gusta y, además, no corremos los peligros que pasan ellos. Los mineros son admirables". Castro lo corrobora: "Después de ver esto, los que tendrían que firmar autógrafos son mi padre y todos los mineros. Es increíble las condiciones en las que trabajan y se juegan la vida para sacar adelante la familia.

Sin los precedentes de sus compañeros, Jorge Meré se empapaba de todo con los ojos como platos: "Era un mundo que desconocía pro completo. Lógicamente, ya sabía que era muy duro, pero bajar ahí, meterse por esos túneles, impresiona. Ya desde el momento que nos metimos en la jaula fue algo especial. Me llevo unas sensaciones buenísimas. Es una experiencia increíble, que recomiendo a todo el mundo". Y que, si alguien no lo remedia, dentro de tres años quedará como el testimonio de lo que en su momento fue la principal actividad económica de la región. "Es un poco triste que esto se acabe, sobre todo para alguien como yo que siempre he vivido en casa el ambiente minero", cierra Canella.

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