Oviedo, M. PÉREZ

Hay allanadores de morada y también allanadores de alcoba. Un ovetense ha presentado cuatro denuncias ante la Policía Nacional convencido de que alguien entra en su casa cuando él no está. Lo curioso del caso es que los intrusos no se han llevado nada de la vivienda; sólo revuelven la cama y dejan de recuerdo envoltorios de preservativo.

Este vecino de la calle Concinos, en el barrio ovetense de Vallobín, no ha cambiado la cerradura a la espera de que la Policía acuda a su vivienda para practicar alguna diligencia, por ejemplo tomar huellas, tal y como le ha recomendado su abogado. Pero entre la primera denuncia, formulada en mayo hasta la última, este mismo mes, se han sucedido al menos cuatro allanamientos de morada.

La cerradura no fue forzada en ninguna de las cuatro ocasiones, pero el afectado tampoco ha perdido su juego de llaves, por lo que sospecha que una tercera persona puede utilizar una copia de sus llaves para acceder a su vivienda. Esa persona, además, tendría controlados sus horarios porque entra en casa cuando él y su familia no se encuentran dentro.

La última vez que este vecino de la calle Concinos se percató de que alguien había entrado en su casa fue los pasados días 10, 11 y 12 de este mes. Según consta en la denuncia presentada ante la Policía, el viernes 10 se encontró la casa desordenada, especialmente la habitación, donde había un envoltorio de preservativo. Cuando regresó a casa, el sábado y el domingo, encontró «libros agrupados en distinta posición» y «objetos cambiados de sitio». En su denuncia, el afectado pone de manifiesto que los hechos «tienen lugar en reiteradas ocasiones», por lo que urge una investigación que aclare lo sucedido.