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Seísmo en el corazón de América

"Se fue la luz, intenté caminar pero no podía, y la gente salió a la calle gritando"

El asturiano Chema Fernández-Gayón, de 60 años, voluntario de la ONG de los jesuitas, vivió en Portoviejo el devastador terremoto de Ecuador

Los bomberos rescatan un cuerpo en la ciudad de Pedernales, una de las afectadas por el seísmo. REUTERS

"Estaba en mi habitación preparando la ropa que iba a llevar para Manta. De pronto se va la luz, quedo a oscuras, intento caminar y no puedo; como mareado. Me di cuenta de que aquello era un terremoto, salí a la calle y aquello estaba todo lleno de gente gritando asustada".

Eran las siete y tres minutos de la tarde del pasado sábado, y con estas palabras relata el seísmo de Ecuador el asturiano José María Fernández-Gayón, voluntario de la ONG Fe y Alegría, de la Compañía de Jesús.

Chema Fernández-Gayón, de 60 años, fue sorprendido por el terremoto en la casa de voluntarios de la ciudad de Portoviejo. la capital de la región de Manadí. "Tenemos una casa en la zona alta de la ciudad, en la colina de San Pablo. En nuestro barrio, a pesar de que las construcciones son muy modestas, apenas cayeron dos paredes, pero abajo, en la zona comercial, la mitad de los grandes edificios se vinieron abajo, como si se hubieran plegado sobre sí mismos".

Lo primero que hizo Chema fue abrir las puertas de la casa "porque tenemos dos grandes patios, uno cubierto, y la gente allí se sintió segura. Nos han prometido ayuda desde Quito porque aquí va a haber familias muy necesitadas. Para empezar los comercios y las farmacias cerraron porque hubo saqueos", señala Chema Fernández-Gayón, prejubilado de la banca con 52 años. Desde entonces estudió Filosofía y Magisterio. "Siempre tuve mucha relación con la comunidad de jesuitas de Oviedo. Hice un curso de formación de nueve meses y me dieron este destino de Ecuador". Es director de un centro de capacitación en Manta. Es algo parecido a la FP española donde 700 chavales cursan 15 especialidades.

"Portoviejo es la capital, de interior; Manta es la ciudad costera, a media hora en autobús. Yo siempre digo que son como Oviedo y Gijón. Manta, uno de los puertos atuneros más importantes del mundo, es una ciudad arrasada", explica Chema Fernández-Gayón, quien lleva en Ecuador desde octubre de 2011, con un breve paréntesis para atender en Asturias la enfermedad de su madre.

En su zona de Portoviejo siguen sin internet, sin agua y sin luz. De hecho, el agua llega en condiciones normales en los llamados tanqueros, cubas que reparten: un bidón cuesta un dólar, "mucho dinero para personas que ganan tres o cuatro dólares diarios" y que en la mayoría de las casas carecen de servicios higiénicos.

La casa de voluntarios de la ONG española, rodeada de casitas de caña está muy cerca del vertedero de la ciudad. Muchos habitantes de las colinas encuentran allí su "puesto de trabajo" buscando desperdicios para reciclar. "Antes había muchos niños, ahora está más vigilado, pero aquí desde muy pequeños salen con sus carritos a vender fruta y ganarse la vida", dice. La duda ahora es saber si entre los maestros y los alumnos del centro de FP de Manta hubo víctimas.

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