Ha sido inesperado. Aunque todos conocíamos tu larga y cruel enfermedad, por la normalidad y discreción con que la soportabas eran muy pocos los que estaban al corriente del agravamiento de los últimos días. La sorpresa inicial dio paso inmediato a la enorme tristeza que todos sentimos al conocer la noticia. Nos has dejado, Maria José, dando nuevamente muestra de la fortaleza y ánimo a la que nos tenías acostumbrados. Tus compañeros y amigos de la Facultad te echaremos de menos.
Te conocí hace más de treinta años jugando al baloncesto con tu inseparable amiga Camino, a las órdenes de Fernando "el capi". Unos años más tarde, al cursar segundo de carrera, aparecías como profesora en las aulas del edifico histórico, junto a José María, Andrés y Marita. Pero fue al incorporarme a la Facultad cuando tuve oportunidad de compartir la vida académica y poder comprobar tu extraordinario carácter. Con tu envidiable espíritu constructivo, encontrabas siempre la manera de abordar los problemas de forma positiva, buscando la solución sin perder el tiempo con rencillas y revanchas, dispuesta en todo momento a intermediar con tal de evitar conflictos.
Como vicedecanos fueron muchos los actos y reuniones que nos "tragamos" y muchas las "maldades" que se nos ocurrían para superar el aburrimiento. Como sufridos padres, en el colegio compartimos entradas y soportamos largas colas para acceder al Campoamor y también disfrutamos-padecimos interminables actuaciones bajo el sol de Meres.
Son numerosas las muestras de cariño de tus compañeros y amigos y con todos coincido en que la vida está llena de injusticias y tu partida es una de las mayores que hemos conocido.
Descansa en paz.