Soy educadora en una escuela infantil y aún recuerdo mi primer día de trabajo en la escuela. Me gusta mi profesión y disfruto de cada minuto que comparto con mi grupo de niños y niñas y con mis compañeras. Desde que inicié mi experiencia de trabajo en las escuelas infantiles, no ha habido un solo curso que no hayamos tenido algo que reivindicar contra las administraciones asturianas.

El primer ciclo de Educación Infantil y el trabajo educativo que se hace en las escuelas requiere un reconocimiento que poco a poco hemos conseguido difundir, pero aún nos queda mucho camino por recorrer

Creo que puedo hablar en nombre de mis compañeras cuando escribo estas líneas para mostrar mi más profundo agradecimiento al Ayuntamiento de Oviedo y en especial a la concejala de Educación, Mercedes González Menéndez, por su iniciativa, interés, reconocimiento y apuesta clara en la defensa de las escuelas infantiles y de todo el personal que en ellas trabajamos.

También por su convencimiento de la importancia que tiene la pareja pedagógica en todas las aulas, para atender con la calidad que deseamos y merecen los más pequeños.

El respeto a la infancia y a los derechos de los niños y niñas debe primar por encima de todo y, aunque es triste decirlo, esto parece importarle poco a nuestra Consejería de Educación, para la que sólo somos números, y que sólo entiende de presupuestos y que viene planteando en estos últimos años un recorte tras otro sin una causa de peso justificada que nosotras conozcamos y que, además, parece estar impasible a nuestras demandas ¡Qué pena!

Me consuela pensar que al menos, nuestro Ayuntamiento es coherente, nos escucha y defiende porque no nos olvidemos que nuestro interés primordial son los niños y niñas y sus familias, que acogemos curso tras curso en nuestras escuelas.