El pasado día 25 de septiembre "LA NUEVA ESPAÑA" publicó un interesante escrito de la articulista Carmen Pérez Novo con el citado título. Cabe añadir que la menopausia coincide con el cese de la capacidad genésica de la mujer, es decir, con el cese de la ovulación o de la implantación en la pared uterina del óvulo fecundado, pero apenas afecta su capacidad de disfrute sexual, para el que no precisa medicarse.

El climaterio sí que expresa dicha decadencia venérea y es aplicable a ambos sexos. Pero el hecho de que la pérdida de la función genésica de la mujer se anticipe, por ejemplo en 15-20 años a la del varón, no significa que su climaterio también se anticipe, sino que por el contrario suele ser posterior al del hombre, porque, a diferencia de la falta de ovulación o de implantación del embrión, tal pérdida no conlleva la de su sexualidad (que puede conservarse 20 o más años tras la menopausia); por el contrario, en el hombre la pérdida de su capacidad de producir espermatozoides suele ser paralela al decaer de su virilidad. Por eso hay mujeres que superan a sus parejas en longevidad sexual; tal "surpass" sería el momento de hablar seriamente con el marido para ver cómo lo arregla.

Por cierto, hoy en día la senilidad no suele manifestarse a los 60-65 años, como se apunta, y no pocos octogenarios disfrutan de una segunda juventud.

En lo que necesariamente hay que coincidir con Carmen Pérez Novo es en que los orgasmos -"¡qué buenos!"- estiran la piel, pues lo hacen a través de conocidos mecanismos neuroendocrinos que también pueden prolongar la juventud.