Los lectores de cierta edad recordarán las historias humorísticas de Abundio, un personaje que se caracterizaba por obrar de manera totalmente ilógica. Recordemos sus "grandes hits". Vendió el coche para comprar la gasolina y se arrancó una oreja porque la tenía repe.

Parece ser que esto es lo que les ocurre a los dirigentes de Avilés. Quitan las canastas de baloncesto de las pistas de La Exposición para organizar eventos y luego ponen otras canastas en el Niemeyer para organizar el 3X3 de baloncesto. No parece una manera muy acertada de optimizar los recursos del Ayuntamiento.

Visto esto sólo puedo pensar dos cosas. Que nos gobierna Abundio o que Avilés también adolece del mal de España. Por qué iba a perdonar el cáncer de la corrupción a nuestra villa. En lo que se contrata el quitar y poner material deportivo algo siempre se volatilizará. Y no soy yo de los que dicen que todos los políticos son corruptos (aunque lo piense). Pero saquemos conclusiones y ninguna de las dos es buena.