La semana pasada, tras cenar en un restaurante de una población localizada en la serranía de Ronda, nos llamó la atención observar que la factura incluía un importe de 4 euros correspondiente a los cubiertos utilizados durante la cena, pues además de ser la primera vez que nos encontrábamos con este concepto, en la carta facilitada no había información al respecto. Obviamente, un euro por persona no es una cantidad que altere unos días de vacaciones ni suponga un quebranto económico familiar, sin embargo, no cabe duda de que lo correcto es ofrecer claridad informativa a fin de evitar sorpresas y sustos entre los clientes, pues para eso ya están las atracciones de feria como el tren de la bruja o la casa del terror. Si al supermercado se acude con carro o bolsa de la compra, ¿se acabará yendo al restaurante con el juego de cuchara, cuchillo y tenedor? De continuar en este sentido, lo siguiente quizás sea cobrar por hacer uso de la mesa, la silla o el servicio.