Estando reparando el Hospital de La Quinta Covadonga, en La Habana, Cuba, vi pasar a la doctora Emelina, que era la vicedirectora de Epidemiología, con unas grandes jaulas trampa. Le pregunté qué iba a hacer con ellas y me dijo que era para cazar gatos que había en los terrenos del hospital, entre los que se encontraba el almacén donde yo tenía los materiales de las obra. Después de una buena charla donde le expliqué que no sería conveniente desaparecer a los gatos, ya que por el almacén paseaban ratas grandes antes de que hubiera gatos, seguro que ella tuvo conversaciones con alguien más de la dirección y se dejó de poner trampas para cazarlos. Eso mismo pienso para Oviedo, si tenemos más de una rata por persona, y los gatos nos ayudan a mantenerlas a raya, no veo el motivo para eliminar a estos nuestros amigos y defensores. Es seguro que todo el mundo prefiere ver gatos por la calle que ratas y además ayudan al Ayuntamiento a ahorrar en raticidas. No es lo mismo con las palomas, que no hacen ningún bien y sí pueden traer enfermedades. A ese grupo sí estaría bien el prohibir darles de comer, pero a los gatos yo pienso que además de dejar que los vecinos les den de comer, hasta el propio Ayuntamiento tendría que ayudar a tenerlos con buena salud y sin enfermedades para que nos ayuden en nuestra lucha contra las ratas, que éstas si son transmisoras de enfermedades además de poder morder y hacer daño a niños pequeños. Espero que lo piensen, y quien esté capacitado para hacerlo les ayude a seguir siendo nuestros compañeros. En el patio donde vivo hay gatos, y desde que ellos están aquí no hay ratas en los garajes, y, por supuesto, no se meten las ratas en los coches, donde se dedicaban a comer los cables y producir averías muy costosas.