¡Ay, Pablín, Pablín! Hubo un día que a mí me parecías un poco anarquista con aquella maravillosa verborrea televisiva criticando todo aquello que superaba una moneda de cinco céntimos. Ya te pareces a mi amigo Villa, que valiéndose de la política engañó a los mineros durante tanto tiempo mientras cargaba sus bolsillos.

Tú ahora mismo estás engañando a los tuyos, a aquellos que se tragaron tus discursos anticapitalistas, aquellos que te van a permitir pagar una hipoteca tan alta, aquellos que te hicieron creerte un zar.

A los políticos en general os traicionan vuestros aires de grandeza, y los de izquierdas sois incluso menos conscientes de que el capitalismo engulle todo lo que encuentra a su paso, llegando a corromper los cimientos más sólidos, y vosotros, gente como tú, les dais la razón con vuestro comportamiento, enseguida os dejáis querer cuando comprobáis las ventajas de estar al otro lado. Realmente tú no tienes la culpa, eres una víctima más del propio sistema que tanto criticas. Yo me compraría otro chalé, pero éste cómpratelo en Asturias, con vistas al mar. ¡Te encantará!