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Cabos sueltos

Un debate contaminado

No solo el aire avilesino está contaminado -cuánto es una variable que se me escapa- sino que también lo está el debate que un mes sí y el otro también se suscita por la gravedad -o levedad, esto depende del interlocutor- de los tóxicos que el aire trae hasta nuestros pulmones. La falta de transparencia, los datos vertidos de forma interesada, las medias verdades y el oportunismo de políticos y ecologistas han pervertido el debate de la contaminación en Avilés hasta el punto que uno ya no sabe a quién creer, si a la consejera Belén Fernández que anuncia la reducción de las concentraciones de partículas en suspensión (polvo y hollín para entendernos) mientras traga una generosa ración de las susodichas partículas o a quienes tocan las campanas a rebato porque el nivel de ozono se ha desmadrado en la plaza de la Guitarra. Mi pituitaria me dice que Avilés no es Somiedo, pero lo que ignoro es si estamos al nivel de Linfen (China), la ciudad más contaminada del mundo.

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