La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Son como niños

La fragilidad y la vulnerabilidad que les son propias por razón de su edad son sólo dos de las cosas que tienen en común los niños y los ancianos, seres que se entienden a la perfección y que se complementan como el anillo y el dedo. Buena prueba de esto la dieron estos días los residentes del geriátrico de Piedras Blancas y los alumnos de Educación Infantil de Campiello, a los que una decisión administrativa -bendita idea- llevó a la residencia de mayores después de que una inundación dejase inservibles su aulas. El improvisado tiempo de "colegueo" entre peques y "güelos" finalizó ayer y basta ver las caras iluminadas de felicidad con las que se han quedado los internos del Villar para darse cuenta de que la experiencia ha sido positiva e inolvidable; como se suele decir, a más de uno le cayó la baba viendo las trastadas de los guajes. Dos docenas de rapacinos han logrado en una semana lo que no consiguen meses de terapia ocupacional. Y es que, en el fondo, son como niños.

Compartir el artículo

stats