Vuelta a empezar. Es lo que le toca a Avilés -otra vez- a la vista de los jeroglíficos resultantes de las tres últimas citas electorales: las municipales, las regionales y las nacionales. El concejo está atrapado en un bucle, que es una figura geométrica que apasiona a los científicos por su conexión con el concepto de infinito pero que maldita la gracia que hace a los avilesinos por las frustraciones que les genera. Los proyectos claves para meter a la ciudad en el siglo XXI -equipamientos e infraestructuras que todos tenemos en la cabeza, algunos desde hace décadas- seguirán eternizándose a la vista de que no hay gobiernos estables en ninguna administración y, por tanto, nadie va a tirar por ellos; bastante tendrán los aspirantes a gobernar con hacer equilibrios en la cuerda floja para librar el mandato o la legislatura. Eso sí, para distraer pronto se pondrá en marcha la noria de las promesas, los estudios técnicos y los anteproyectos. Y venga a dar vueltas. ¡Qué cruz!
