Llaranes amanecía en el día de ayer con la triste y dolorosa noticia del fallecimiento de José Carlos Valdés Álvarez. Ovetense de nacimiento, pronto se vería ligado al barrio de Llaranes, a donde llegó para quedarse con una primera parada en una casa de La Rocica, como bien contó el mismo en varios escritos y documentales sobre el barrio.
Y es que a aquel joven llegado con su familia le encandiló Llaranes hasta el punto de convertirse en, casi, un cronista de esta su tierra adoptiva. Estudió en la Escuela de aprendices después de haber pasado por los jesuitas de la Universidad Laboral de Gijón y antes de entrar a trabajar en Ensidesa.
A Valdés, como era conocido por todos, lo conocí hace ocho años, cuando yo comenzaba a frecuentar la biblioteca del Club Popular de Cultura "Llaranes" y de la que él era el encargado y responsable hasta ayer mismo.
Allí me di cuenta del enorme conocimiento del que disponía, no sólo sobre Llaranes, sino también sobre otros muchos campos. A Valdés le interesaba prácticamente todo y testigos de ello son los numerosos amigos que deja en tantas y tantas organizaciones en las que se implicó con un carácter puramente altruista.
José Carlos fue desde el año 1991 el presidente del grupo Tele-Radio Ensidesa, que lo sacó adelante en los momentos más complicados de la entidad con exposiciones y conferencias en los que demostraba su sabiduría y su prudencia.
Vinculado al grupo de teatro "Santa Bárbara" como técnico de sonido e iluminación y también a la parroquia de Santa Bárbara, no era raro verle en cualquier actividad ayudando en lo que fuese necesario o sacando fotografías que conformaron, junto a los recuerdos de su privilegiada memoria, las bases del Centro de Interpretación y Documentación de Llaranes, del que él ha sido, es y será uno de sus principales pilares.
Su participación en el movimiento vecinal del barrio le llevó a que todo Llaranes le propusiese, en masa, como candidato al premio a la labor voluntaria que otorga el Ayuntamiento de Avilés y que le fue concedido en el año 2012.
Como presidente del Club Popular de Cultura "Llaranes" no puedo hacer otra cosa que, aparte de darle a la familia y al resto de amigos nuestro más sincero pésame, agradecerte siempre tu impagable e incontable ayuda. Esa ayuda está ahí, es tangible. Con todas las actividades en las que has colaborado, tan pronto en cuestiones técnicas como haciendo de maestro de ceremonias. Con el Centro de Interpretación que tú has nutrido con recuerdos y material fotográfico y documental. También con la revista "Larius", que este año cambiará de formato y contará con tu último artículo.
Gracias en nombre del club, de su Junta Directiva actual y de todas las que nos precedieron. Llaranes te debe mucho. Su Historia, de la que tú formas parte activa, se ha visto constantemente ampliada con tus aportaciones.
A nivel personal quiero también darte las gracias por todas tus recomendaciones, por tu apoyo constante en todos mis trabajos, proyectos y tareas. Ten por seguro que lo tendré en cuenta. Hoy, ese reloj de la plaza Mayor por el que tanto luchaste y que con tanto mimo custodiaste para evitar su destrucción, tocará las horas más fuerte aún si cabe en tu memoria. Descansa en paz, compañero y amigo.
