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Simpatía por el diablo

La visita del presidente de Estados Unidos a Cuba

Marzo de 2016 se fue llevando al pasado la visita de Barack Obama a Cuba, la primera de un presidente norteamericano desde la realizada por Calvin Coolidge en el lejano 1928. La constatación de que el hombre que accedió a la Casa Blanca empujado por el tsunami anti-Bush ha decidido que, cuando se marche en noviembre, le recordemos como un consumado contemporizador con regímenes totalitarios.

Cuando todavía no había pisado el suelo de la isla, la dictadura apretó una vez mas la tuerca y, aunque no logró impedir que la gente en la calle expresara su hartazgo al grito de "Cuba sí, Castro no", a través del diario "Granma" proclamó que el país no se movería un milímetro de sus posiciones y detuvo a numerosos disidentes, entre ellos a Berta Soler y otras Damas de Blanco.

Con este panorama y haciendo gala de la desfachatez de los tiranos, Raúl Castro pidió la lista de presos políticos al periodista Jim Acosta de CNN, hijo de cubanos, que le interpeló sobre este tema ante un Obama incapaz de decirle que él se la daría personalmente sin necesidad de recurrir a la relación detallada que poseen diversas organizaciones pro derechos humanos y emplazarlo a que permita una visita de Cruz Roja Internacional a las prisiones cubanas, algo a lo que el régimen se ha negado sistemáticamente.

El grafitero Danilo Machado Maldonado, conocido como El Sexto, fue arrestado por agentes de la policía política en diciembre de 2014 cuando transportaba en un taxi dos cerdos con los nombres de "Fidel" y "Raúl" pintados en el lomo. Desde entonces se han producido más de 2.000 detenciones en la isla similares a la de Danilo, sencillamente porque allí cuando un cubano ironiza o discrepa respecto al dogma comunista está cometiendo un delito.

Obama señaló que no sabía cuando se levantaría el bloqueo, una petición que realizó al Congreso con mayoría republicana. El bloqueo imperialista, la gran coartada de los hermanos Castro para mantenerse en el poder amasando una inmensa fortuna y justificar el fracaso de un régimen que ha generado simultáneamente represión y miseria, cuando son ellos los que sí hacen un contundente bloqueo a la población.

En el año 2000, el Gobierno estadounidense autorizó las exportaciones agrícolas a Cuba, una medida que luego se extendió a otros productos como medicamentos, whisky y tequila. Desde entonces, la isla ha importado entorno a 4.700 millones de dólares en comida de forma que aproximadamente un tercio de la comida actual cubana procede de Estados Unidos. El salario promedio cubano es de 470 pesos, unos 20 dólares, totalmente insuficientes para afrontar los precios. La carne de cerdo fluctúa entre 1 y 2 dólares la libra, los productos lácteos tienen precios prohibitivos, lo mismo que la fruta, las hortalizas y las viandas, por lo que para cocinar una sopa o un potaje hay que gastar la mitad del sueldo como mínimo.

Los cubanos conocen muy bien que existen los llamados "bienes perdidos": papel de baño, jabón, bolígrafos y cerveza entre otros. Los turistas los encuentran en los hoteles, pero para los residentes son muy dificultosos de alcanzar. Internet, filtrado según criterios políticos, es un costoso y lento privilegio para unos pocos y, según declaró Bruno Rodríguez, Ministro de Relaciones Exteriores, seguirá estando controlado por la policía política después de la visita de Obama.

Conversando con una vecina recién llegada de Matanzas, me explicó otro desconocido bloqueo que el régimen realiza dificultando enormemente que los exiliados puedan ayudar a sus familiares residentes en Cuba. Por cualquier paquete que ella envía tiene que pagar lógicamente aquí en Correos, pero después debe efectuar una costosa transferencia a las autoridades cubanas para que el envío pueda entrar en la isla.

Es factible que el acercamiento emprendido por Obama mejore un poco la calidad de vida de algunos cubanos, pero mientras no se desmorone por completo el sistema totalitario castrista, brillará por su ausencia el respeto por las libertades y por los derechos humanos. La imagen de un envalentonado Raúl Castro levantando el flácido brazo de Barack Obama al final de su rueda de prensa conjunta es indicativa de que ese respeto es imposible de alcanzar haciendo concesiones a la dictadura sin que ella ceda nada a cambio, que es lo que ha sucedido hasta ahora.

Tras la marcha del presidente norteamericano y su numeroso séquito -800 personas, entre las que estaba el chef español José Andrés- llegaron a La Habana los incombustibles Rolling Stones. Un fantástico huracán de rock and roll para un pueblo que lleva mas de medio siglo sin disfrutar ni de la mas mínima brisa de libertad. Dudo mucho de que Sus Satánicas Majestades sean castristas por lo que en el set-list que ofrecieron, "Sympathy For Devil" fue tan solo una pura coincidencia.

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