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Vita brevis

Las esteladas

Las diferentes versiones de la bandera independentista catalana

Los irredentos independentistas podrán arroparse con sus esteladas por las orillas del Manzanares. Un juez de "Madrit" ha alzado la prohibición de que se accediera al estadio Vicente Calderón con banderas esteladas. "En Carles Puigdemont, Presidente de la Generalitat de Catalunya, ja pot anar a la llotja del estadi amb l'estalada". Naturalmente, se supone que "l'Honorable Presidente" lucirá la estelada "blava", esto es, la que tiene un triángulo azul y en él una estrella blanca, que es la de los independentistas de orden y de derechas de toda la vida.

La estelada es un invento de Vincenç Albert Ballester i Camps, que fue un eminente y activo independentista catalán de principios del siglo XX. Bueno, en realidad más que un invento fue una copia. Parece ser que el hombre quedó prendado de la forma en que Cuba y Puerto Rico consiguieron su independencia de España, que fue aquel desastre que trajo consigo la famosa Generación del 98, que nos inundó de depresión y pesimismo y que muchos aún no han conseguido superar. El caso es que al tal Vicente se le ocurrió que Cataluña podría independizarse de igual manera y qué mejor que su bandera tuviera la misma traza que las de Cuba y Puerto Rico, con el triángulo azul estrellado en blanco sobre las cuatro barras tradicionales de la bandera de la Corona de Aragón, que no sólo de Cataluña, que se apropian de todo, hombre.

Esta bandera estrellada sobre azul es la que vinieron alzando y ondeando los independentistas catalanes, aunque nunca fue oficial en Cataluña, ni durante la II República ni tras la Transición. La han exhibido en sus actos los partidos separatistas que, naturalmente y hasta hace cuatro días, eran todos de la burguesía con fábricas de "texituras" en Tarrasa u otros industriosos negocios, o sea, bien que de derechas, pero con mucho "seny", oiga.

Hubo un tiempo de los finales del Estado Español, que era como lo llamaba Franco, en que proliferaron como setas partidos marxistas-leninistas reconstituidos, auténticos, revolucionarios, provisionales, internacionalistas, maoístas, ibéricos, de liberación nacional, de los pueblos, de la V Asamblea, de los trabajadores, de los obreros y campesinos, del pensamiento Mao Tse Tung y hasta del pensamiento de Enver Hoxha con su idílica Albania de ovejeros musulmanes pero ateos. Por supuesto que ninguno de sus componentes conocía a un solo obrero, salvo tal vez a alguno que iba por casa de papá a llevarle algún mandado desde la fábrica del abuelito. En ese magma de partidillos de revolucionarios de salón se produjo la fusión esquizofrénica entre los ideales militantes propios de la clase obrera y las aspiraciones retrógradas de los nacionalismos burgueses e independentistas. De las diversas y posteriores coordinadoras, confluencias y uniones de esos grupos fueron surgiendo unos partidos con más entidad y presencia y, con ellos, unos nuevos diseños de esteladas que representaran mejor el potaje mental de su ideología izquierdista e internacionalista y de su sentimiento nacionalista y separatista, que podríamos decir que es algo así como el misterio de la Santísima Trinidad, pero sólo con dos personas.

Las esteladas que afloraron son casi incontables. La que más se deja ver, junto con la azul de toda la vida, es la "vermella", que lo que tiene de rojo es la estrella, pero sobre un triángulo amarillo. Esa es la que exhiben la mayoría de los independentistas que se proclaman de izquierdas y que convive fraternalmente con la azul en las grandes y en las pequeñas manifestaciones que gritan: "Som una nació, nosaltes decidim". Bueno, pues que decidan lo que quieran y, una vez decidido, que el Barça juegue la final de la Copa de Catalunya con el Gimnàstic de Tarragona.

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