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Catedrático de Lengua y Literatura

Santa Teresa y el índice de los libros prohibidos

La figura de Valdés Salas y su conexión con la mística abulense

Se ha celebrado en la villa de Salas, en donde nació el fundador de la Universidad de Oviedo, un coloquio internacional sobre el famoso Índice de libros prohibidos de don Fernando de Valdés, que se publicó en el verano de 1559, cuyo fin era evitar la lectura de la Biblia en el romance castellano, así como también los libros de ascética y mística sospechosos de posible contaminación herética. El tema de este coloquio internacional ha sido muy significativo: "Buenos y malos libros, Censura y conflicto religioso en tiempo de Fernando de Valdés". Prestigiosos expertos nacionales e internacionales han analizado tanto la personalidad de Fernando de Valdés y su obra como arzobispo e inquisidor. Hay que agradecer a su responsable y coordinador, el catedrático de la Universidad de Oviedo, doctor don Jesús Menéndez Peláez, conocedor y admirador de Santa Teresa, el que haya elegido Salas para tan gran acontecimiento. Siente, el doctor don Jesús, gran amor por todo lo relacionado con Salas, a la que ha donado su muy buena y extensa biblioteca personal con total generosidad y desprendimiento. La figura del gran asturiano Fernando Valdés de Sala, ha quedado purificada de cierta leyenda negra falsa por tendenciosa y extremista.

Santa Teresa sufrió los efectos de este Índice de libros prohibidos. Escribe apesadumbrada en la capítulo 26 del Libro de Vida: "Cuando se quitaron muchos libros de romance que no se leyesen, yo sentí mucho porque algunos me daban recreación leerlos y yo no podía ya, por dejarlos en la latín, me dijo el Señor: No tengas pena, que Yo te daré libro vivo". Ante estas palabras, la Santa se desconcertó según ella misma afirma: "Yo no podía entender por qué se me había dicho esto, porque aún no había tenido visiones; después, desde a bien pocos días, lo entendí muy bien porque he tenido tanto en que pensar y recogerme en lo que veía presente y ha tenido tanto amor el Señor conmigo para enseñarme de muchas maneras que muy poca o casi ninguna necesidad he tenido de libros: su Majestad ha sido el libro verdadero adonde he visto las verdades. ¡Bendito sea tal libro que deja imprimido lo que se ha de leer y hacer, de manera que no se puede olvidar!".

Este texto es capital para entender lo que supusieron los libros en la experiencia ascético-mística y en su doctrina espiritual, por lo que se puede hablar con propiedad en Santa Teresa de dos clases de libros: los de los hombres y el gran libro de Dios; de las enseñanzas de los hombres a la visiones y revelaciones de Jesucristo, para ella el libro Vivo por excelencia. Se podría decir que el Índice de Valdés fue para ella una liberación de los libros de los hombres para ser introducida por el mismo Jesucristo en el libro de su Sacratísima Humanidad. Por eso, escribe en el mismo capítulo en el que se lamenta de la prohibición de los libros que tanto recreación le daban: "Quién ve al Señor cubierto de llagas y afligido con persecuciones que nos las abrace y las ame y las desee? ¿Quién ve algo de la gloria que da a los que le sirven que no conozca es toda nonada cuanto se puede hacer y padecer, pues tal premio esperamos? ¿Quién ve los tormentos que pasan los condenados, que no se le hagan deleites los tormentos de acá en comparación y conozca lo mucho que deben al Señor en haberlos librado tantas veces de aquel lugar?".

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