La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un bosque escultórico

La muestra "Vetas" tiene como tesis la pervivencia de un material tan humilde como la madera en la producción contemporánea, recordando, dieciséis años después y centrándose exclusivamente en el panorama asturiano, la magnífica exposición "Un bosque en obras: Vanguardias en la escultura española en madera" (2000), celebrada en el Museo Esteban Vicente y comisariada por José María Parreño, en la que, por cierto, participaron los artistas asturianos Joaquín Rubio Camín y José Luis Fernández, junto a figuras de renombre internacional como Picasso, Torres García, Julio González y un largo etcétera. Y hoy, como hace más de una década, la pregunta sigue siendo pertinente: ¿es posible que un material pre-moderno, más relacionado con la artesanía y la tradición escultórica desde el medievo hasta el barroco pueda adaptarse a los lenguajes contemporáneos?

Y Luis Fega (Piantón, 1952), Paco Fernández (San Juan de la Arena, 1950), Adolfo Manzano (Bárzana, 1958), Pablo Maojo (San Pedro de Ambás, 1961) Vicente Pastor (Luarca, 1956) y María Jesús Rodríguez (Oviedo, 1959) ofrecen diferentes respuestas de una innegable calidad, permitiendo un recorrido por diversas poéticas, desde las constructivistas pasando por las objetuales, ecológicas, pictóricas y sonoras. La madera sigue teniendo validez para estos artistas, como lo demuestra la "Mater" de Pablo Maojo, un tronco de roble trabajado a motosierra que muestra sus vetas, sus incisiones y cortes, un paisaje que domina el espacio y se erige como una de las principales piezas de las muestra.

Pero en la sala conviven los distintos proyectos en una acertada selección y sutil composición, a cargo del coordinador de la exposición Ramón Isidoro, que no impide ver el bosque escultórico ni respirar a la sombra de cada propuesta. Así, la pintura expandida de Luis Fega y Paco Fernández se sirven de la madera para experimentar con el espacio pictórico, en el caso de Fega mediante una yuxtaposición de recortes, una pieza híbrida que se despliega como una ilusión constructivista. En el caso de Fernández, la pintura impregna el material convirtiéndose la madera en soporte de una instalación que remite al mar.

Para Adolfo Manzano, el acto de caminar forma parte de una realidad escultórica y en esta ocasión su singular pieza, una serie de tablillas a modo de losetas configurando un itinerario se ve acompañada por la "dramática grabación sonoro -como señala Juna Carlos Aparicio en el texto del catálogo- que evidencia los esfuerzo que los humanos dedicamos a mantener la vida cuando ésta se nos escapa". María Jesús Rodríguez con la instalación "La payarina", formada por trece piezas recicladas a partir de un antiguo molino de Busloñe, transmite una melancolía envuelta en ecologismo y arqueología. Pero lo afectivo se encuentra presente como resistencia, memoria y reivindicación de un paisaje y una cultura frágiles, condenados al olvido. Por último, Vicente Pastor visualiza historias, narraciones que se convierten en pintura, relatos arrastrados por la naturaleza, hogueras poéticas objetuales, pero sobre todo sabe cómo tejer una red de emociones en torno a lo vital y lo pictórico.

No hay materiales extemporáneos, hay proyectos caducos, miradas a un pasado vanguardista que siendo esplendoroso no hay razón para repetirlo, actuaciones que se deben más al mercado que al arte, y, como en este caso, apuestas por investigar, experimentar y arriesgar.

Compartir el artículo

stats