" Subcampeones de liga de Primera División y de Liga Nacional sub-21, brother!". Éste era el texto que recibí a través de un whatsapp el pasado 14 de mayo, víspera de San Isidro, patrón de Madrid. Allí en la capital, el Judo Club Avilés acababa de conseguir otro éxito para añadir a su extenso palmarés atiborrado de consecuciones a lo largo de sus 16 años de existencia.
El remitente era Carlos Fernández, director deportivo y primer entrenador del club, quien en un fin de semana en el que el interés deportivo general estaba centrado en Riazor, Los Cármenes y el Villamarín, comandó al equipo senior y al sub-21 al segundo peldaño del podium nacional. En el equipo senior, ausentes por diversos motivos José Ramón y el capitán Omar, fueron Arnaud, Gela, Dasnel, Raúl, Zarco y el extraordinario canterano Ricardo los que defendieron el judogi rojo avilesino durante la última jornada en la que lograron imponerse a Securitas Gerona y encaramarse al cajón de plata. En la categoría junior, el subcampeonato adquiere mayor relieve al tener que salir a competir con un judoka menos por lesión de última hora de Gorka Aduriz.
Son muchos los fines de semana que recibo comunicaciones de Fernández informándome de la consecución de triunfos y medallas por parte de judokas del equipo en todas las categorías, entre ellas el bronce olímpico de Raúl Arrizabalaga en Atenas 2004, en aquella ocasión en forma de sms, un formato hoy obsoleto. Desde que en 1995 Roberto León y Rubén Secades accedieron a la selección española y a la historia del judo avilesino de la mano de Carlos Fernández hasta la reciente última perla Raquel Rodríguez, que sabe lo que es disputar un Mundial sub-21, el número de judokas que lograron la internacionalidad dirigidos por este técnico sobrepasa ya la treintena.
Pues sí, en Avilés hay un club deportivo en la élite nacional, pero por estos lares los planteamientos, aficiones e intereses transitan por otros rumbos, de forma que el subcampeonato liguero de judo ha pasado prácticamente desapercibido en nuestra villa. No solo el subcampeonato liguero, quizás también un aspecto mucho mas importante, la enorme labor formativa de una entidad que trabaja con mas de 300 deportistas inculcando en los niños los grandes valores que este deporte, recomendado por la UNESCO, transmite: autocontrol, modestia, respeto, cortesía y capacidad de esfuerzo entre otros.
En demasiadas ocasiones la valoración de lo foráneo se desorbita por encima de lo autóctono y aquí tenemos un contundente ejemplo. Año tras año, en el Puente de Todos los Santos, el Torneo Internacional "Villa de Avilés" organizado por el club abarrota el Complejo Deportivo Avilés y desborda con amplitud la oferta de plazas hoteleras de nuestra villa. Este torneo, de primera categoría dentro del circuito español, convocó en su última edición a 1.500 deportistas y a mas de 3.000 visitantes, números equiparables a los del Mundial de Duatlón que tan buen sabor de boca dejó en la ciudad.
No estamos en Francia, el país con mayor número de licencias de judo del mundo, donde el deporte de Jigoro Kano desbanca con facilidad de las primeras páginas a otros deportes, incluido el balompié. Aquí en el ámbito deportivo, mayo fue básicamente el mes de las pasiones y angustias futboleras, de forma que los títulos, dobletes, tripletes, promociones, ascensos y descensos coparon la atención de la inmensa mayoría de los aficionados al deporte.
Ahora, ya tenemos encima la Eurocopa y copará minutos y páginas junto con los proyectos de los equipos de fútbol para la próxima temporada, incluyendo aquellos que en la pasada quedaron agarrados a la brocha sin escalera pintando la pared del fracaso. Constato esta asimétrica realidad desde las antípodas de quienes aborrecen el fútbol. Los que me conocen saben muy bien que disfruto viendo al Athletic Club y que soy capaz de no dejar de creer durante toda una final de Copa de Europa, aunque sea con menos fe que en el proyecto de Judo Club Avilés.
