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Médica del Hospital de Luarca

Eutanasia

La tarea de los especialistas en cuidados paliativos y la atención que solicitan los pacientes

¡Qué tema tan difícil! ¡Me crea inseguridades, pero me lanzo a la piscina!

En el ordenamiento jurídico no existe como tal un "derecho a morir" como es el derecho a la vida, pero moralmente, éticamente, creo que sí hay un derecho a morir con dignidad.

Esta dignidad la intentan cubrir, la intentan arropar, los cuidados paliativos en lo que de ellos depende, es decir, alivio del dolor y apoyo a la familia, fundamentalmente. A veces, lo consiguen. A veces, se quedan por el camino. Y, a veces, no llegan a tiempo, sobre todo, por la escasez de profesionales y la falta de formación.

Recientemente, en un periódico nacional salía la noticia de un hombre en situación terminal que solicitaba la sedación paliativa a su médica de paliativos y, según él, esta doctora le dijo que "aguantase un poco más". Esto no suele pasar en cuidados paliativos; es más, la palabra "aguantar" suele decirla el paciente ("yo aguanto, no se preocupe") y es el médico de paliativos el que le tiene que explicar que no tiene por qué aguantar, que para el dolor físico hay muchas "armas" y que están a su disposición si el quiere.

Otra cosa es el dolor espiritual, el dolor del alma, el sufrimiento psíquico. Este paciente del que os hablo decía que él quería morir con la mayor dignidad posible y rodeado de los suyos e insistía en hacerlo antes de acabar con la poca autonomía que le quedaba.

Su concepto de dignidad pasa por no perder la autonomía, por ser el dueño de su momento de morir. Ya que estaba anunciada su muerte él quería poder decidir el cómo y el cuándo hacerlo, según su concepto de dignidad; el sufrimiento psíquico (además del físico) de la situación fue suficiente para que otro médico le aplicase una sedación paliativa, que no eutanasia.

Con el envejecimiento y la enfermedad, la autonomía suele perder peso en el final de la vida y, si a esto le añadimos el envejecimiento de la población, pues se crea un caldo de cultivo preocupante a la hora de legalizar la eutanasia y no caer en esa pendiente resbaladiza del uso y abuso al legislar algo tan trascendental para todos.

Los cuidados paliativos (y también el testamento vital) están contribuyendo a conseguir una muerte digna, pero el final de la vida esta aún hoy muy mediatizado por la medicina y la enfermería y, aunque creo que cada vez se aleja más el paternalismo y se acerca más la autonomía, los cuidados paliativos no llegan a todas las situaciones.

Todo ello, me lleva a pensar que antes de legalizar la eutanasia hay que potenciar los cuidados paliativos, el testamento vital y los comités de ética.

Bienvenido sea pues el anteproyecto de ley sobre muerte digna que prepara el Principado de Asturias. Pero hay situaciones "excepcionales" (por ejemplo, estados vegetativos persistentes, sin voluntades previas, sin tutor legal competente y desacuerdo familiar) donde los cuidados paliativos, el testamento vital y los comités de ética se pueden quedar cortos y entonces, ¿qué hacemos?

Pienso que hay que despenalizar de alguna manera las excepciones en los casos donde no llegan estos tres instrumentos, ya que en el futuro pueden dejar de ser excepciones y nos meteremos en un buen lío.

Para terminar estas reflexiones, os recomiendo la lectura de un libro, "Una muerte feliz". Su autor es Hans Kung, filósofo y teólogo y creador de la Fundación para la Ética Mundial.

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