La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Concejal de Somos Avilés

El gobierno de la inercia

Una reflexión sobre la provisionalidad del Ejecutivo

Anda alguna gente preocupada por el desgobierno. Les angustia este extraño momento político que nos está tocando vivir. Piensan que andamos sin cabeza y eso sólo nos puede conducir al caos. Gobierno sí hay, pero de baja tensión, funciona con 12 voltios. No puede presentar proyectos de ley al Congreso, es decir, no puede hacer reformas de calado. Si buscamos un símil en la gestión de una casa, el gobierno no está autorizado a hacer obras, sólo a limpiar, pintar, cambiar bombillas, etcétera.

Para empezar, relativicemos la situación. Esto no es el Apocalipsis, las cosas de lo público siguen adelante: siguen existiendo colegios, siguen operando en los hospitales, seguimos viendo a la Guardia Civil en las carreteras y las prestaciones sociales siguen siendo tan raquíticas como eran, ni más ni menos.

Insisten algunas voces en la necesidad de acometer "las reformas estructurales que el país necesita". Tengan cuidado con esos cánticos, vivimos tiempos de eufemismos. Cuando escuchas que quieren garantizar el futuro de algo es que van a acabar con ello y si un ministro dice que es necesario reformar es que quiere sacar la tijera, así que el miedo no debería ser al desgobierno, sino al gobierno del recorte.

A ver si nos va a pasar como en Bélgica cuando estuvieron 541 días sin gobierno entre 2010 y 2011 y en el momento en que los socialistas y la derecha se pusieron de acuerdo les cayó a los trabajadores belgas un recorte de prestaciones por desempleo y un retraso en la edad de jubilación que motivó una huelga general cuando tan sólo se cumplían 50 días del nuevo Gobierno. Decían en la calle, "sin Gobierno estábamos mejor".

Nos gobierna la inercia, la primera ley de Newton que dice "todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él". Hay gobiernos que conservan el movimiento y otros de cambio de dirección. El gobierno en funciones, por definición, sólo puede conservar el movimiento. Otros son inerciales por vocación. El gobierno local de Avilés por ejemplo, no está en funciones pero lo parece: el tiempo pasa, todo sigue igual.

Nos gobierna la inercia de la historia, la pasada y la reciente. Nos gobiernan los mercados, las manos invisibles de Adam Smith, y los consejos de administración de las grandes empresas nacionales y transnacionales. Como escribe Alejandro Nieto vivimos tiempos de desgobierno de lo público y de transferencia de poder a grupos de interés privados. Las leyes muchas veces son el producto final en el que se expresa el apetito de los poderes económicos. Durante las jornadas de lucha ciudadana en Islandia en el año 2009 un grupo de jóvenes retiró la bandera nacional del tejado del Parlamento y la sustituyó por la de una superficie comercial propiedad de uno de los grupos financieros responsables de la crisis. El cerdito rosa sobre fondo amarillo de los supermercados Bonus ondeando sobre la sede de la soberanía nacional: ¡para que todo quede claro!

Fíjense que quienes más insisten en la necesidad del Gobierno, sea el que sea siempre que no esté Podemos, son los presidentes de los bancos, el círculo de empresarios y los líderes del núcleo duro de la UE. ¡Hay que ajustar cuentas, dense prisa! Ese es el mensaje.

El Gobierno es Gobierno que merece la pena cuando se plantea cambiar el tren de vía, enfrentarse a la inercia y a los intereses de los poderes económicos y mejorar la vida de la mayoría social; si no va ser así, el desgobierno es una tregua.

Compartir el artículo

stats