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La otra escuela del Inmaculada

El club gijonés, que mantiene su filosofía, atraviesa su mejor momento de salud al contar con catorce equipos en fútbol campo y más de 250 jugadores en sus filas

Juvenil A. david mouriz

Su cantera es fiel e inagotable. El Colegio Inmaculada arranca una nueva temporada, la cmapaña 2015-2016, con muy buena salud en su filas al disponer de dieciocho equipos de fútbol, con un total de más de 250 jugadores. Todo ello, manteniendo la misma filosofía que tan buen resultado le ha dado en años anteriores y con la idea de dar cabida a todos sus alumnos para que realicen la práctica del deporte.

Por ello, el club ha adecuado los equipos a sus necesidades, sumando un equipo más en la categoría infantil y en la cadete. Por el contrario, la disminución ha llegado con un conjunto alevín y un benjamín. Unos cambios que dejan al Colegio de la Inmaculada participando con cuatro equipos de pista y catorce en fútbol campo. En este sentido, el coordinador de la sección de fútbol de la escuela gijonesa Alfredo Álvarez, indica que "este año hay más equipos de campo que nunca".

La temporada 2015-2016 ha comenzado con cuatro equipos benjamines (uno en la Segunda categoría y tres en Tercera); cuatro alevines (uno en Primera, uno en Segunda y dos en Tercera), cuatro infantiles (uno en Segunda y el resto en Tercera), tres cadetes (un equipo en la máxima categoría y dos en Tercera) y tres juveniles (el A en Liga Nacional y los otros dos en Tercera). Los objetivos deportivos sobre el campo están bien marcados y se mantiene una gran ilusión por alcanzarlos. "La idea es mantener la categoría de Liga Nacional, Primera cadete y Primera alevín y, después, intentar el ascenso a Primera con el equipo benjamín", explica Alfredo Álvarez.

El Colegio Inmaculada destaca por la fidelidad de sus jugadores a la hora de mantenerse en el equipo de su escuela pese a contar con otras propuestas deportivas para militar en distintos conjuntos de la ciudad o de la región. En ese momento, sale a relucir la figura y el ejemplo del sportinguista Pablo Pérez. "Él se marchó en el segundo año de juveniles y es algo que insistimos mucho a los niños, de que no es necesario irse tan pronto para dar el salto, es un mensaje que ha calado muy bien y en el que queda claro que no va reñido quedarse en el Inmaculada con el de llegar al éxito", explica el coordinador de fútbol.

Un sistema que enorgullece a los propios jugadores y que hace crecer a los equipos del Colegio de la Inmaculada al poder retener a sus jugadores más destacados. Sin embargo, no es el apartado de mayor relevancia, ya que lo primordial es la práctica del deporte de todos sus alumnos. Para ello, la escuela gijonesa mantiene clara su filosofía: "competir al máximo con esfuerzo, pero sin dejar atrás los términos educativos del colegio".

"El sentimiento colegial, además de las buenas instalaciones con las que cuenta la Inmaculada -con un campo de hierba artificial en el centro de la ciudad- y la dirección de los técnicos, que lo están haciendo muy bien son las claves", resume Alfredo Álvarez a la hora de resaltar la fidelidad de los futbolistas. El Colegio Inmaculada volverá a ser esta temporada uno de los referentes en los campos de Gijón y Asturias, pero siempre con una

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