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Formando ases desde 1972

Rufo Álvarez, expresidente de La Curtidora y exprofesor de Educación Física, recibe hoy el premio "Delfos" por su dedicación al fomento del deporte

Formando ases desde 1972

"Porque sin ser un deportista de élite, ha conseguido el reconocimiento, respeto y la admiración de todos por su capacidad de trabajo y sacrificio por los demás. Su vida en el deporte del voleibol le ha convertido en una figura representativa del deporte avilesino". Así reza el acta de los premios "Delfos 2015" en la que explica porque ha recaído en Rufo Álvarez, expresidente de La Curtidora de voleibol y, como dice la propia acta, "una figura representativa" del deporte escolar en la ciudad. "La verdad que estoy muy contento, sobre todo, porque no me lo esperaba. Sabía que me habían propuesto, pero no creía que me pudieran elegir a mí", explica Rufo Álvarez.

Aunque no quiera darse importancia, méritos para llevarse este premio, que reconoce el compromiso y la dedicación al deporte, los tiene, y hoy recogerá el premio en el teatro de La Felguera junto a Juan Alberto Fernández, Rocío Gamonal, José Luis Rubio, Nacho Orviz (premio Nacional) y el Oviedo Moderno (premio especial). Y es que la vida de este luarqués es una vida dedicada al deporte. Aunque se jubiló como profesor hace tres años, no se ha desvinculado ni del colegio Marcos del Torniello, ni de La Curtidora.

"No es solo el voleibol. En este deporte empecé en el año 1991. En el deporte escolar comencé en el año 1972-1973. Fue el año que hice prácticas de magisterio, en el colegio público de La Corredoria. No había actividades extra escolares y en los recreos empecé a jugar al balonmano allí con unos chicos de 12 o 13 años de la clase en la que estaba yo", recuerda. Entonces fue cuando se enganchó. "Jugábamos en una portería que pintábamos con tiza en la tapia y el área la marcábamos con el pie en el suelo, porque era de gravilla", añade.

En el 1976 aprobó su oposición se fue al López de Vega de Gijón. "No existía prácticamente el patio, era un prefabricado y cuando pasamos al colegio nuevo, en el 78, hice dos equipos de balonmano, uno infantil y otro alevín y con las alevines quedaron campeonas de Asturias ganando todos los partidos. El año pasado me junté con unas cuantas jugadoras para celebrar los 35 años", comenta Álvarez. Después, estuvo cuatro años en Cataluña, donde sacó el título de entrenador, y allí aprendió mucho del deporte escolar. "También me dediqué allí al arbitraje del fútbol sala, casi a nivel semiprofesional", relata .

Así, en 1983, llegó al fin a Avilés, donde ya se quedó y se convirtió en toda una referencia del fomento del deporte en su colegio, el Marcos del Torniello, donde a su llegada apenas había actividades deportivas. "Empezamos con lo que había: atletismo, fútbol sala y algo de baloncesto. De aquella, estaba de presidente del APA José Arne, 'Paxarín', y él tenía un '4 l' y yo un '1.430' de tercera mano y entonces metíamos a todos los niños que cabían en el coche, que de aquella era legal, y los llevábamos a La Carriona, a Cancienes, a Piedras Blancas, para jugar los partidos. Y en el atletismo, íbamos al Suárez Puerta en las tres semanas que duraba la temporada de pista", explica el profesor, que comenta que hacía de todo un poco, pero entrenar, entrenaba a los chavales de atletismo.

En esta faceta tiene un recuerdo muy bonito, el de la internacional Irene Alfonso, con la que tiene una bonita amistad: "Tuve la suerte de acompañarla a su primera carrera en pista. Fue alumna mía en sexto. Vi a aquella niña correr y supe que sería buena. En la primera vuelta se cayó en una caída de varias, muchas se retiraron llorando y ella se levantó y fue remontando los cien metros que le sacaban hasta quedar segunda", afirma el directivo. "La felicité, no solo por quedar segunda, sino por levantarse y seguir corriendo", añade.

Siguió tocando más deportes. "Un día pasé por el polideportivo de La Magdalena y vi que había unas mesas de tenis de mesa que se iban a tirar, conseguí que las trajeran, las reparé y siguen estando en el colegio 20 años después y del Marcos del Torniello han salido muchos campeones de Asturias", señala Rufo Álvarez. No se casa con ningún deporte. "Me gustan todos, veo a veces hasta el curling. Yo procuré siempre que hubiera variedad en el colegio. Yo la Educación Física siempre la trabajé a través del deporte, desarrollar las habilidades, las destrezas, la coordinación, a través de algún deporte", explica el profesor. "A veces escuchas que hay que primar otras actividades culturales, pero creo que hay que darles elección a los niños. Y, por otro lado, la verdad es que no estoy muy de acuerdo con la Educación Física de ahora, que hasta quinto y sexto no se mete 'iniciación al deporte', hay que darles a los niños la posibilidad de conocer deportes para que sepan si les gusta".

Una de sus mayores obras fue La Curtidora de voleibol. "Empezamos con la asociación de vecinos, en el año 90. La propuesta fue crear un club para que aquellos críos y crías que no destacaran especialmente, pudieran jugar en un equipo para los dos colegios del barrio", explica Rufo Álvarez. El dirigente explica que estuvieron unos meses esperando, porque no querían meterse en deportes que ya hubiera en el barrio de Versalles: "Al final apareció un chico de La Luz, con un equipo de chicas que jugaban al voleibol", recuerda.

Rufo Álvarez dice que al recibir el premio se acordará de mucha gente: "Empezando por mi mujer y mi hijo, que han aguantado todas las horas que he metido en el deporte. Gente como José Arne, Luis González, que llevaba el fútbol sala. Y después en La Curtidora, muy especialmente a Jesús Carmona, que trabajamos 18 años juntos. Y a todos los y las deportistas que todos estos años han enriquecido mi vida".

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