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Senderismo

La Polinosa del Mampodre

Tres senderistas en La Polinosa. LNE

La Polinosa (1.159 m) es la cuarta montaña por su altitud, tras la peña La Cruz, Mediodía y Valcerrao, del agreste armazón alpino que configura el parque natural del macizo de Mampodre. Este núcleo montañoso se sitúa muy próximo a la cordillera Cantábrica en las proximidades del puerto de Tarna o San Isidro y las numerosas y encadenadas cimas, dotadas con una altitud media de 2.000 m, se distribuyen por múltiplos valles originarios de antiguos glaciares de los que aún quedan sus huellas.

A La Polinosa la he ascendido desde los variados lugares que cercan este macizo. En la presente ocasión he elegido Redipollos (1.140 m), pueblo cercano a la localidad de Puebla de Lillo (carretera LE-331). Desde la plaza, donde se levanta el monumento al rebeco, nos iremos por una pista agrícola (sendero P. R. LE-29) que nos introduce en el valle de Murias. Nos vamos en sentido oriental por una suave pero prolongada subida entre prados de siega y dejando a nuestras espaldas la silueta del pico Susarón, nos introducimos más adelante en un bosquete de robles que nos acompaña hasta el caserío de la Vega de San Pedro, con edificación y prado ubicados al borde del camino (1.260 m) -2,4 km en 30 min de marcha-. Aquí variamos el rumbo al norte con una pequeña subida que nos introduce el robledal de Los Torcedos, topándonos con un área recreativa y soslayando la variante de la Oscura y la riega de Valdelosa, la ruta original prosigue con su rumbo inicial hasta emplazarnos en el Alto de Carrerina Blanca (1.441 m) -4,7 km en 1 h y 30 min de marcha.

Superado este lugar nos adentramos el desfiladero de la Hoz del Puerto, que nos da paso, tras franquear una portilla ganadera al valle del Bustil de Pepe. Vadeamos seguidamente por un puente a la margen opuesta del arroyo donde aparecen varios manantiales que afloran en ambas orillas y enseguida, cuando el valle se abre bajo los cantiles de La Polinosa y la peña Bustil, nos situamos en los Soportales, donde se levanta un refugio ganadero (1.610 m) -6,2 km en 2 h de marcha.

Estamos ubicados en la fértil vega de Fervencia, que dejamos atrás para continuar el ascenso por la huella de la pista que sube por las Planas hacia la collada Fermosa.

Sin alcanzar dicho lugar y abandonando la señalización del P. R. LE-29, a mitad de la campera giramos a la derecha para tomar la dirección de la collada Valverde. Lo hacemos por la huella de otro camino que nos eleva a esta collada ubicada en la frontera con el municipio de Maraña (1.828 m) -7,5 km en 2 h y 45 min de marcha-. Desde este estratégico balcón ya asoman cercanas las montañas más significativas del núcleo, como son La Cruz, el Convento, un poco más alejadas las cimas que contornean los puertos de Tarna y Ventaniella y sobre el horizonte oriental los Picos de Europa.

A nuestros pies se abre el valle de Valverde, otra vía de penetración a este macizo desde la localidad de Maraña. Una vez en la collada, giramos al sudeste hacia los espolones del pico La Polinosa y con una breve ascensión culminamos en su volada y prolongada cimera (2.159 m) -8,6 km en 3 h y 10 min de marcha.

Estamos ubicados en el cénit de esta montaña que nos amplia los horizontes hacia el sur y el este, fijando nuestra atención hacia el resto del macizo, a Puebla de Lillo, al pantano del Porma, al puerto de San Isidro y un largo etcétera. En su veterano buzón montañero dejamos constancia de nuestra de visita disponiéndonos al retorno.

Lo hacemos por la vertiente opuesta a la subida en dirección al collado Cervunal (2.027 m) abertura próxima al pico Valcerrao (2.168 m) que soslayamos deslizándonos al sur por las continuadas camperas de este valle glaciar que se abre paso entre los contrafuertes de La Polinosa y el prolongado cresterío formado por la peña La Graya y la peña Bustil. El término del valle concluye en La Fervencia, en el lugar de Los Soportales. Allí enlazamos con el camino de ida cuyo discurrir concluye en el pueblo de Redipollos.

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