Pasé miles de veces por el bar-tienda ubicado en La Barraca, concejo de Pravia, pero nunca me paré a tomar nada en él. Generalmente subía con personas interesadas en visitar las plantaciones de arándanos que el infatigable Fernando tiene por la zona, sin encontrar el momento de visitarlo, y finalmente hace unas semanas rompí el maleficio. Invito a los lectores y lectoras que acudan con calma al establecimiento, verdadera enciclopedia viviente de lo que debe ser un local de esa tipología. Mientras uno se pone al día de la política local o internacional, puede tomarse un café y elegir las zapatillas de cuadros de este invierno que tanto tarda en llegar. Entre jamones y embutido se mantienen firmes las bombillas y todo tipo de utensilios difíciles de identificar con precisión, cuando de repente alguien recoge las llaves que le había dejado su cuñado y otro paga un euro para participar en el sorteo del jamón. Desarrollo rural en estado puro.
