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Historiador e investigador

La estación pomológica de Tiñana

El despegue definitivo del ramo sidrero durante la Restauración conllevaría el despliegue de toda una serie de iniciativas tendentes a optimizar la producción que correrían parejas a una cada vez más patente actividad institucional. En 1888 el Ministerio de Fomento había acometido la creación de cuatro estaciones pomológicas y, desde ese mismo momento, la Junta Provincial de Agricultura comenzó a solicitar a dicho Ministerio que, dada la importancia del cultivo del manzano en Asturias, se creasen uno o más campos de demostración para experimentar y propagar los modernos procedimientos técnicos que facilitasen el aumento de la producción del manzano. Sería así como, gracias a las gestiones del diputado Manuel Uría, el Gobierno había concedido al pueblo de Infiesto la creación de una escuela práctica de agricultura. El ayuntamiento de Piloña debía facilitar las infraestructuras, aunque parece ser que el consistorio no pudo hacer frente a tales dispendios, cayendo la iniciativa en saco roto.

En cualquier caso, a la altura de 1910 la Diputación acordó la creación de un jardín pomológico con objeto de perfeccionar la fabricación de sidra, y poco después se producían intentos de establecer una casería-modelo en Villaviciosa. Al año siguiente, el ya exdiputado Manuel Uría comunicaba la inminente instalación de una estación pomológica en Tiñana. Sería ésta una escuela dedicada a estudiar la calidad de la manzana, las condiciones de cultivo, a establecer las diferencias entre las distintas clases para poder señalar cuáles eran los mejores tipos para la obtención de sidra y finalmente para la mejora de los pomares. Gracias a las gestiones del político, poco tiempo después la Gaceta publicaba el real decreto que disponía el establecimiento de la institución.

La Estación Pomológica de Tiñana nacía como instalación experimental y se ponía en marcha en gran medida en respuesta a las presiones de varios productores de la región quienes, tomando como ejemplo el desarrollo que el sector había alcanzado en Normandía, esperaban que los trabajos de investigación que el centro efectuase les pudiesen facilitar los últimos adelantos en materia de producción de manzana y fabricación de sidra. La Diputación y el Ayuntamiento de Siero, como entidades solicitantes, se comprometían a aportar una finca apropiada para instalar la estación, eligiendo una propiedad de Rodrigo Uría. El ingeniero jefe de la sección agronómica de Oviedo fue el encargado de redactar el proyecto, nombrándose otro técnico para dirigir el centro.

En 1915, la revista "España Forestal" comentaba que la creación de la estación respondía en buena medida al gran desarrollo de la pomología en la región cantábrica. De todas formas, y pese al interés que la iniciativa había concitado, los comienzos del equipamiento debieron ser azarosos. De este modo, en 1913 el semanario satírico madrileño "El Mentidero" reseñaba cómo los liberales habían creado aquella infraestructura en Tiñana que aún no había entrado en funcionamiento, preguntándose dónde andaría el personal; a lo que jocosamente se respondía que se encontraba en Madrid, "que no es lo mismo que estar en Tiñana". En estos momentos aparece como responsable de la estación el ingeniero agrícola Federico Bajo Mateos, técnico de prestigio que en 1943 sería nombrado Comendador de la Orden del Mérito Agrícola por su labor (fue un gran especialista en el tratamiento de plagas), y que en 1915 firmaba una artículo sobre "Las manchas de las hojas del manzano" en una cabecera nacional haciendo constar sus condición de director de la institución asturiana. Aunque parece ser que en algún momento desde 1914, y por un breve periodo de tiempo, Narciso Ullastres había oficiado en este cargo. Se debe indicar que los movimientos de personal parecen haber sido un recurso constante en el devenir del centro.

En todo caso, el centro iba a alcanzar en este momento su mayor nivel de funcionamiento, realizando una labor de consideración. Esta afirmación se puede deducir de indicios tales como el hecho que desde ciertas instancias se solicitase que a la Granja Provincial de Guipúzcoa se la dotase de un ingeniero que se ocupase del fomento de la pomología en aquellas latitudes; dependiendo éste del centro establecido en Tiñana, que debería funcionar como Departamento Central Pomológico.

En los años veinte el puesto de director era desempeñado por José Alonso de la Torre, quien como autor publicó en 1923 el opúsculo "Algunas enfermedades del manzano". Haciendo balance de su labor, la estación experimentó no sólo en el apartado del cultivo del manzano, sino también en el de sus derivados, destacando la investigación en el ámbito de la producción de sidra de baja graduación que se envasaba en botellas pequeñas. Ese mismo año publicaba "El Carbayón" un artículo en el que plasmaba una serie de orientaciones útiles a los cosecheros de manzana. En la misma cabecera publicaba poco tiempo después el artículo titulado "Enfermedades de la sidra" en el que el autor hacía un llamamiento a extremar la higiene tanto en las plantaciones como en los lagares. También firmaba en el diario gijonés "La Prensa" el escrito "Poda de los árboles frutales", en el que exponía que esta práctica suponía una de los operaciones más importantes a la hora de fortalecer y ayudar al árbol.

En 1924 se anuncia la creación en Infiesto de la Estación Sidrera de Asturias ?de mayor fuste que la sierense, aunque nunca se llegó a realizar? y la consiguiente supresión de Tiñana. Así pues, esta iniciativa pionera quedaría como única experiencia pomológica regional del periodo.

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