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Pliegos de Bimenes El capitán Jerónimo de Estrada y el galeón "San José" (y III)

El marino que sobrevivió pero nunca volvió

Cuando llevaban once días de navegación, ya cerca de Cartagena de Indias, divisan a un escuadrón inglés al mando del pirata Charles Wager, comodoro del buque insignia, el "Expedition", equipado con setenta y cuatro cañones. Iba acompañado del "Kingston", el "Portland", el "Gosport" y el "Vulture", todos dotados de una artillería de primer nivel. El conde de Casa Alegre intentaba llegar al puerto de Cartagena, pero el viento reinante dificultaba la labor, por lo que giró la capitana dispuesto a entrar en combate. Las dos naves capitanas enemigas -el "San José" y el "Expedition"- comenzaron el intercambio de cañonazos hacia las seis de la tarde, pero poco tiempo después el "San José" se hundió con toda la tripulación y su enorme cargamento, no se sabe si debido a un fallo en alguno de los cañones, que diese lugar a una explosión, o por el fuego que había entrado por la bodega en la línea de flotación. La intención de los piratas no era hundirlo, sino entrar al abordaje para apropiarse de los tesoros. Este día aciago tuvo lugar el 8 de junio de 1708.

Esta fue la declaración de Luis de Arauz, capitán del "Nuestra Señora del Carmen", después del hundimiento:

"Vigorosa se mantenía la batalla, siendo yncesante el fuego de una y otra parte, y horroroso el extruendo de la artillería que haviéndose calentado con la repetizión de los disparos, expecialmente la de nuestra capitana que por todas partes parecía un bolcán; se continuó en esta forma el combate hasta más de las ocho de la noche, que se advirtió una gran llama que teniendo su origen (al parecer) en lo ynterior del buque de la capitana reventó (?), haviendo pasado la humareda me procuré adelantar a reconoser la capitana hasta el mismo paraje donde presisamente devía estar, y no viendo más que los tres enemigos con sus faroles a barlovento se evidenció la desgracia?"

En el hundimiento del "San José" murió el conde de Casa Alegre y casi todos los pasajeros. Se calcula que las víctimas del desastre rondarían las seiscientas cincuenta. Guiados por la suerte que el destino deparó a nuestro capitán, las noticias que encontramos en el Archivo Histórico de Cádiz no pudieron ser más desalentadoras. En el testamento que realizó su padre en el mes de junio de 1709, justo un año después de la tragedia, y refiriéndose a su hijo primogénito leemos: "?murió en la capitana de los galeones del cargo del capitán general conde de Casa Alegre en la pelea y naufragio que tubo con los enemigos?". En otro folio dice: "? hizo viaje a la Yndias, provincia de Tierra Firme, en los últimos galeones del cargo del general conde de Casa Alegre en que murió?".

Por la magnitud de la catástrofe se presagiaba que todos habían desaparecido, incluido nuestro capitán, pero una investigación reciente realizada por Carla Rahn Phillips, catedrática de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos) y máxima autoridad en el naufragio (véase su libro "El tesoro del 'San José'"), nos informa de que en los archivos británicos hablan de supervivientes españoles que fueron rescatados por navíos ingleses: el "Portland" recogió a uno a las diez de la mañana, al día siguiente de la batalla; el "Expedition", a tres, y el "Kingston", a siete, casi al anochecer. Entre las fuentes españolas, en el mismo sentido, destacan las declaraciones del capitán de mar y guerra García de Asarta:

"Llegaron a Cartagena cinco hombres de la capitana (?) que dizen escaparon en el palo del trinquete, y los cogió el día siguiente el ynglés segundo que los echó en la Ysla de Barú; estos dieron notizia de aver apresado el comandante al govierno, y que de siete que eran los del palo, dos recogió el ynglés chico, y los dos se hahogaron, fiados en saver nadar, por haver calma y creer coger a la almiranta que estaban viendo".

Pero la información más destacada la encontró en el Archivo General de Indias (Sevilla), donde figura la lista de los catorce sobrevivientes: cuatro artilleros, cuatro soldados, dos mosqueteros, dos marineros, un grumete y un cabo de escuadrón. Y resulta, para sorpresa nuestra, que uno de ellos es nuestro capitán, el mismo que años atrás abandonara la capital yerbata para enrolarse en la flota que partiría rumbo a América. Aparece como "Capitán Don Gerónimo Estrada", con la categoría de infantería y el cargo de soldado, y en su historial se dice que fue trasladado al "San José" el 10 de agosto de 1706 y que además cobró pagas atrasadas el 25 de febrero de 1715.

Después de la batalla los supervivientes fueron trasladados a otros barcos de la flota de Tierra Firme que estaba fondeada en Cartagena de Indias. Aquí todavía tendrían que esperar cuatro años hasta su definitivo regreso en 1712. Entonces, ¿cuándo llegó a España la noticia del desastre? Una vez hundida la nave capitana y muerto su capitán general, el conde de Casa Alegre, es Villanueva, comandante de la almiranta "San Joaquín", quien se erige en la máxima autoridad, tanto en tierra como en mar, con el título de almirante gobernador. Una carta escrita por Villanueva al rey, informando del desastre, llegó a través de un barco -un patache vizcaíno- en el mes de diciembre del mismo año, es decir, seis meses después de la batalla. Todo parece indicar que las versiones serían contradictorias y la lista definitiva de los supervivientes bastante confusa, de ahí que un año después de la tragedia el viejo Jerónimo muera creyendo que su hijo era uno de los fallecidos.

Epílogo para yerbatos. Si el hundimiento del "San José" fue un duro revés para el rey y para las arcas del Estado -se calcula que el tesoro que transportaba tenía un valor, según Carla Rahn, de unos 5 millones de reales de plata (sobre 10 000 millones de euros actuales), además de los muchos baúles que llevaba sin declarar para evadir impuestos-, para Bimenes también fue un gran contratiempo, ya que si bien el capitán sobrevivió al desastre de nada sirvió para el concejo porque, a falta de escrituras que lo atestigüen, su pista se perdió, jamás volvería al solar de sus antepasados. La mujer fue abandonada por el capitán, aunque aún permanecería viviendo en el palacio algunos años. En 1919 pleiteó con Diego de Estrada, su cuñado, por la propiedad de ciertas alhajas de la capilla, y en 1920 aparece con motivo de la venta de unas casas y una huerta en El Trabancal (detrás de La Riba), donde manifiesta ser "mujer legítima de don Jerónimo de Estrada, ausente de este Principado". Durante muchos años el palacio sería ocupado por mayordomos, administradores, presbíteros y caseros, siempre bajo la supervisión de la familia Estrada desde su feudo andaluz.

Las preguntas que surgen son varias: ¿El capitán se quedó en Cartagena de Indias o regresó a Cádiz? Si regresó a la península, ¿por qué no volvió a Bimenes? ¿dónde está enterrado?? El tiempo y futuras investigaciones nos irán desgranando la enigmática vida de este personaje que un día salió por la puerta del palacio de Martimporra para nunca más regresar.

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