Peñamayor es la montaña que domina la comarca y buena parte de la cuenca minera del Nalón. También es un sentimiento de resistencia, de unidad, de lealtad y de libertad. La tradición socialista asturiana hunde sus raíces en las estribaciones del cordal, alrededor del Pozu Funeres y del Albergue José Mata.
En este momento en que las primarias decidirán el futuro de los socialistas y que el proceso marca la agenda política; ahora que naufraga la socialdemocracia en Europa y la salud del PSOE condiciona el porvenir del régimen de 1978, procede mirar a la Peña Mayor.
Escaparate de los valores del socialismo desde sus orígenes, los andaluces que lideraron el cambio de 1982 pisaron las laderas de Bimenes, Nava y Laviana. Ha sido un lugar de encuentros, aunque, cómo no, de notables desencuentros. De sensibilidades enfrentadas, en el origen entre "prietistas" y "caballeristas", después entre el SOMA y el Metal, entre "guerristas" y renovadores. Ahora, en la obstinada tradición, unos de Pedro Sánchez, otros de Susana Díaz o de Patxi López.
Allá por los años ochenta, en Zaragoza, tierra que ha sido alma de la regenaración de España, tuve la oportunidad de conocer a Alejandro de la Mata. El motivo del viaje era la compra de Ebrobus por la empresa Alsa de José Cosmen Adelaida.
Alejandro de la Mata, ingeniero, militante y cargo del PP en Aragón entonces, hizo alarde de su condición de asturiano ante la delegación del Principado que visitaba a la capital maña invocando un símbolo de Peñamayor. Se presentó como descendiente del socialista José Mata. Todo un honor y un ejemplo político. Peñamayor era seña de identidad.
