Quien esta especie de crónica escribe siente la vocación de archivero como algo inherente a su personalidad, imbricado en los hondones de su ser. Participar con el pueblo en la jornada entrañable que los Reyes de España dedicaron a Poreñu, "Pueblo ejemplar" 2017, no puede menos que dejar colmadas sus inclinaciones de llevar al papel algo que, sin duda está haciendo memoria, para acabar creando Historia. Hasta los más insignificantes detalles merecen ser consignados para guardar la memoria de un día a todas luces memorable para los vecinos de Poreñu.
Allí, en la Capilla de Nuestra Señora del Viso de Poreñu, se hallaban presentes por parte eclesiástica Don Jorge Cabal, arcipreste-párroco de Villaviciosa; el Padre Israel David, del Lumen Dei y párroco de Santa María de Celada; Don Álvaro Solano, historiador y profesor de la Universidad de Oviedo; el presidente de la Comisión de Festejos de Poreñu y un servidor.
De las autoridades del Principado, del municipio y de la Fundación Princesa de Asturias, asistían al acto, en el edificio más noble del pueblo de Poreñu, Don Javier Fernández, presidente del Principado; Don Pedro Sanjurjo, presidente de la Junta General; Don Gabino de Lorenzo, delegado del Gobierno; Don Matías Rodríguez Inciarte, presidente de la Fundación Princesa de Asturias; Doña Teresa Sanjurjo, directora de la misma fundación; Don Francisco Rodríguez y Don Fernando Delgado, presidente y secretario del jurado del Premio "Pueblo ejemplar".
En el aire estaba flotando algo así como lo que llamaremos el "espíritu de Poreñu", que es concordia y cercanía, que es ilusión compartida, que es trabajar mano con mano, codo con codo, hombro con hombro, vida con vida. Respirábase un aroma a trabajo hecho "con", realizado en colaboración, porque en Poreñu solo se sabe manejar el "con", "con los demás", con todos, con el vecindario plenamente entregado a una tarea: hacer mejor su pueblo para que sea "pueblo más ejemplar". En eso nadie se queda atrás.
Allí, bajo la mirada de la Virgen del Pilar, patrona de la capilla, el Rey de España ha dejado escrito para el futuro el mensaje con las metas a alcanzar por los vecinos de Poreñu, de Villaviciosa, de Asturias, de España entera. Su dedicatoria es como una llamada, como una carta de voluntades, hecha en síntesis, para que se retenga mejor. Nuestros Reyes hoy son lo único que cuenta para Poreñu, un pueblo pequeño, pero grande en la consecución de la concordia, la comunidad de corazones.
Sepan Sus Majestades, Don Felipe VI y Doña Letizia, que, para ejemplo, Poreñu no quiere más que estar con Asturias, ser uno en una España una y unida: Poreñu, "el espíritu de Poreñu, que se cifra en sentir con, que es crear concordancia de corazones, que es hacer concordia, que es construir paz, que es trasmitir espíritu de colaboración, que es comunicar ansias de cercanía, que es llevar por la vida fraternidad, ágape y amor.
Somos muy poco y muy pocos, pero queremos ser ejemplares en lo que está a nuestro alcance: hacerlo plasmable en realidades, sembrar cada día ilusiones de superación.
Poreñu ha sido nombre que, sin conocerlo, España entera ha deletreado, al llegar portado por todos los medios de comunicación. En la trastienda quedan tantas cosas que no han llegado a pública sabencia, pero que han ido dejando marcado un perfil definitorio de un pueblo más, entre las casi ocho mil entidades de población de esta tierra nuestra, que es Asturias. Son muchísimos los que seguramente podrían mostrar avales para ser proclamados "Pueblo ejemplar". La alegría desbordante seguirá siendo una nota característica de Poreñu, porque su ejemplaridad ha sido elevada a las más altas esferas de proclamación y de reconocimiento, en disposición de volver, cada día, a empezar. Poreñu, a decir verdad, se contenta con poco, un algo a qué aspirar y que, como ideal, es muchísimo: seguir siendo por siempre "Pueblo ejemplar".
