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Cronista oficial de Nava

Febrero, el mes con más fallecidos

Por fin ya estamos en marzo. Y menos mal que febrero ha terminado, pues pasará a la historia local como uno de los meses con más personas fallecidas, cuya relación completamos con la anotación de las tres últimas. Iniciamos la lista el jueves 22, cuando finaba, en su domicilio de Nava, Victorino Lores Lores, "Víctor el de la gasolinera", a los 73 años. Víctor había llegado a Nava en 1975, en compañía de su esposa, María Teresa Macho Peláez, para hacerse cargo de la contabilidad de la gasolinera situada junto al Hotel Villa de Nava. Procedentes ambos del norte de la provincia de Palencia, el matrimonio se asentó en Nava desde entonces, y aquí fueron naciendo sus hijos; Maite (1976), Víctor (1977) y Jorge (1980). En su momento Víctor adquirió la gasolinera de La Tirona, montando después la de El Remedio, ambas con la denominación de El Lagar. Un problema grave de salud surgido cuando tenía 50 años determinó que nuestro hombre procediera a vender ambas instalaciones pero, superado éste, Víctor recuperó el espíritu emprendedor y se planteó nuevos retos, procediendo a montar, en La Teyera (Nava), la empresa actualmente conocida como Gasóleos a domicilio El Lagar, S. L. Y sabemos que a esta nueva instalación la denominaba Víctor, con cariño, "la base".

Después, el domingo 25 lo hacía, en Oviedo, a los 85 años, Carmen Hevia Canteli. Carmen era viuda de Ramón Pruneda Faya "Ramonín", con el que tuvo dos hijos; Mari Carmen y José Ramón. Vecina de Gamonéu (Nava) Carmen era hija de Emilia Canteli y de Rosendo Hevia, y tuvo como hermanos a Manolo (+), Aurelio (+), Severo (+), Concha (+), Silvino (+), Angelita, Pacita, Amparo y Araceli. En cuanto a su marido, Ramonín, recuerdo que tuvo como hermanos a Fredes (+), Erunda (+), Benjamín (+), Higinio (+), Elena (+), Bernardo (+), Ángel (+), Alicia (+) y Julia, y que trabajó en el almacén de bebidas de los sucesores de Ramón Bárzana, en la calle de La Riega, y en el Cine Marisina.

Y el lunes 26 nos dejaba, en su domicilio de Nava, Carmen María González Ordóñez, a los 53 años. Carmen, que estaba casada con Joaquín Carrio García., con el que tuvo dos hijos, José Ignacio y Álvaro, era hija de José María González y de María del Carmen Ordóñez, hermana de Arancha y nieta, por el lado paterno, de Alfredo y de Soledad, y, por el materno, de Sergio y de Hermelinda. También estuvo al frente de un comercio de lencería en la calle Plácido Martínez de la villa.

Quiso despedirse febrero en belleza, y así, en la mañana del último día, amaneció la villa cubierta de blanco manto, pero de poco espesor, pues al mediodía la nieve ya había desaparecido. Y marzo dio comienzo con la misma tónica, en lo que a defunciones se refiere.

De modo que el día 2 finaba en Pola de Siero, María de la Encarnación Ovín Vega, a los 91 años. Vecina de Quintana-Nava, María era viuda de Faustino de la Vega Faya, con el que tuvo dos hijas, Marina Perfecta y María Zulima. Se da la circunstancia de que la fallecida era hija de Benjamín Ovín, ferroviario, se casó con Faustino, ferroviario también (que durante años atendió el paso a nivel del Ventorrillo), y tiene un hermano, Vicente, que también lo fue. Pero la cosa no acaba ahí; su hija. Marina Perfecta, estaba casada con otro ferroviario, Luis Alfonso Pruneda, recientemente fallecido.

Y el 3 lo hacía en Oviedo Enrique Ramón Canteli García. Ramón, que contaba 89 años, estaba casado, y tuvo dos hijas, Mary Ángel y Belén, con Ángela García Fanjul, de El Remediu, en cuya parroquia residía el matrimonio. Natural de Rozaes-Santu Medero (Bimenes), donde su familia poseía comercio y panadería, Ramón se ocupó profesionalmente en el transporte y la distribución de carbón, y también formó parte del Coro Errante de la Comarca de la Sidra.

Por último, el lunes 5 finaba en Oviedo Paulina Vigil González, a los 89 años. Vecina de Grátila (Nava), era viuda de José Vega Redondo, con el que tuvo la siguiente descendencia; Paulina, Emma, Maximino, José "Pepucu" y Marta. En cuanto a su marido, José, que era natural de El Remediu, podemos decir que fue mineru y carreteru, y que, durante un tiempo, atendió, con su mujer Paulina, y familia, un bar en Grátila, del que conservo un grato recuerdo, pues, cuando allá por 1976/77, un grupo de entusiastas creó el Club de Fútbol Peñamayor, el conjunto entrenaba en un prau casi redondu de La Cardosa, junto al río Prá, y el lugar de reunión, antes y después, era el mentado bar de José y Paulina, en Grátila (y el vestuario, el horru que está al lado). Pero eso ya es historia.

Hay otras noticias, naturalmente, pero reseño estas dos; se ha abatido un rebeco en los montes de Peñamayor, y el Museo de la Sidra ha vuelto a abrir sus puertas. Además, debemos estar prevenidos, pues, según avisa el refrán, lo que nos espera en marzo son "marzaes, aire frío y granizaes".

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