Dándole vueltas al libro goçrdo de los Presupuestos Generales del Estado se puede llegar a la conclusión gallega de que "lo más seguro es que quién sabe". Llueven críticas del Gobierno asturiano y del resto de partidos y alabanzas solitarias del PP. Las quejas superan a los parabienes. Pero es difícil discernir si los números plasmados en el papel, sean muchos o pocos, se acabarán convirtiendo en obras y proyectos reales. El papel soporta los millones, pero su gasto depende de la voluntad política. Y la duda es si en año de recortes todo lo presupuestado se invertirá. A la máxima de que aquello que no está en los Presupuestos no existe, hay que aplicarle una derivada: que esté en las cuentas no supone que se vaya a gastar. Las partidas se pueden ahorrar o desviar. El Plan de la Minería está plagado de incumplimientos. Después de discutir si gusta o disgusta el dibujo presupuestario, habrá que velar para que lo mucho o poco apuntado en el papel se haga realidad.
