En junio, asistíamos a la toma de posesión de Aníbal Vázquez en su segundo mandato como alcalde de Mieres. Durante la campaña electoral mostró una gran preocupación por los parados del concejo, pero sin exponer cómo tenía pensado atajar dicho problema. Aquel sábado, durante su discurso, al fin lo desgranó, con una medida audaz, ágil, nunca vista antes, digna de las perspicaces mentes que controlan Izquierda Unida: solicitar al Principado de Asturias otro plan de empleo. El tercero desde 2011.
Los planes de empleo son las tiritas para una amputación, mientras esperas que frene la hemorragia por sí sola o a que otro te la pare. La estructura de funcionamiento de los planes de empleo que ha realizado el Principado hasta el momento es muy sencilla. La administración autonómica subvenciona con un máximo de 13.000 euros a nuestro Ayuntamiento por cada trabajador que emplee. Estos contratos duran un año y, cuando se acaba, no hay más. Los pocos que habían sido seleccionados vuelven a las listas del servicio público de empleo y en el municipio se han tirado ingentes recursos para no crear ni tejido empresarial, ni industria, ni generar actividad económica.
Para el Ayuntamiento tiene una gran ventaja económica y laboral. Y es que es mano de obra más barata que sus propios trabajadores, ya que estos acumulan trienios, quinquenios y derechos varios. Además, al ser un contrato de duración determinada y no haber por lo tanto un despido cuando finaliza, el Ayuntamiento no debe desembolsar ninguna indemnización; como le ha ocurrido con los trabajadores del telecentro (a los que por cierto, intentaron despedir mediante amortización de plaza para no indemnizar). Todo esto, en un gobierno, que supuestamente defiende a los trabajadores. El negocio para la izquierda es redondo, consiguen mano de obra barata y te intentan hacer ver que te están haciendo un favor contratándote (y con muchos lo consiguen).
Volvemos a caer en los mismos errores y con dos planes de empleo ya realizados, el balance es más que claro: con 3.000 habitantes menos, tenemos 400 parados más que cuando comenzó el primer mandato de Aníbal.
El gobierno nacional del Partido Popular camina en la misma dirección que la Unión Europea, dirección en la que debemos ir si queremos volver a ser un referente en algo en las Cuencas.
A principios de este 2015, se aprobaba definitivamente el llamado "Plan Juncker" de reactivación económica de la Unión Europea. ¿Consiste en que las administraciones contraten un determinado número de personas durante un año y después vuelvan al paro? Rotundamente no. Se movilizan 300.000 millones de euros, en colaboración público-privada (aunque a alguno le salga sarpullido con la última palabra) de inversión para generar tejido empresarial "rentable" con el que obtener actividad económica, con lo que, a la finalización del plan, mantengamos los empleos generados.
España, en línea con esta propuesta, realizó varias estrategias de emprendimiento, y mejora del mercado laboral. Incentivando la contratación indefinida de jóvenes, tarifas planas para autónomos, rebajando impuestos y eliminando trabas burocráticas. Todo esto se ha traducido en que, durante el 2014 se crearon medio millón de empleos, en que en 2015 se vaya a superar esa cifra y que a día de hoy haya menos parados y más cotizantes que al comienzo de la legislatura de Mariano Rajoy. Y vuelvo a recordar que mientras, aquí, con nuestros planes de empleo, hay 400 parados más, teniendo 3.000 habitantes menos.
Puede que los planes de empleo tengan algo más de ideológico que de práctico, puesto que desde Izquierda Unida siempre han aspirado a un sistema económico en el que se produzca por y para el Estado, un sistema en el que el dinero este administrado por políticos (del partido, claro) y no por los propios ciudadanos. Pero seamos realistas y pidámosles lo imposible. Tómense el asunto del empleo en serio.
