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Desde la Meseta

Otro año más

Sí, ya se que soy un pelmazo, valga la expresión, integral. Y ustedes unos pacientes con excesiva caridad. Pero qué vamos a hacer, yo es difícil que cambie y mis lectores son tan buenos conmigo que... no sigo por este camino y me centro en lo año pasado y anteriores.

Ya tengo en casa varios catálogos de juguetes de diversos establecimientos. No se rían, porque es probable que alguno de ustedes tenga la misma manía y les guste ya no solo echarles una ojeada, sino el pasar y repasar un montón de veces esas páginas tan coloridas y esos juguetes que no solo son para pequeños, sino que también distraen a los que ya somos mayores.

Ahora, pienso, es el momento ideal para ver dichos catálogos. Generalmente los seleccionan por edades, desde el sencillo juguete para bebé, con sonido y luz para que les llame la atención, hasta el más complejo y que ahora se estila tanto como un robot que anda y juega al fútbol.

No me refiero solo de cosas para niños, porque las niñas también tienen cosas rebuscadas, complejas, que terminan gustando incluso a sus madres. Así como en las casas vemos muchas veces extraordinarias muñecas reposando encima de las camas que tienen muchos años y nadie quiere desprenderse de ellas. Y en breve tiempo, nuestras casas se llenan de cacharros y cosiquines que ocupan inútiles espacios, pero que les tenemos cariño por haber sido motivo de algo muy nuestro.

Los pequeños ya preparan su carta para los Reyes Magos, abriendo sus ojos como platos a la vista de esos catálogos. Y los mayores, como yo, vuelven su vista atrás recordando la ilusión de cuando éramos pequeños.

Tengamos la ilusión y no perdamos la esperanza. Mientras voy pensando en esa carta para los Magos, que ya escribiré otro día.

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