Me has sobrecogido. Me has pillado de improviso. No te ha dado tiempo a llevar a cabo la última tarea que te impusiste. Te has movido de una parte a otra. Has luchado como un león. Conquistado allá donde te moviste. Y dejado un buen recuerdo en vida a todos aquellos que te rodearon.
Y así, José Miranda Torre, al que yo algunas veces llamaba Pepín, no me has librado de un buen susto esta mañana del 11 de diciembre y te reuniste allá arriba con Honorina hace bien poco tiempo, justo el día que tomabas posesión como presidente de "La Montera".
Después de ese acontecer, me llamaste y charlamos un poco. Por una parte estabas ilusionado con tu nuevo quehacer. Por otra estabas preocupado por la nueva tarea, pero siempre observando todo lo bueno que te había dejado el anterior presidente. Quedamos en volver a hablar, pero ya no hubo lugar a ello. Eso sí, recibí tu felicitación de Navidad -la primera- con toda una exposición de cosas a llevar a cabo en estas próximas fiestas. Con el detalle de la gran cena de Nochevieja.
Pepín, desde allá arriba seguirás gobernando con ese espíritu inquietante, de hombre duro y amigo de los que siempre estuvieron a tu lado. Ahora hay que buscar un sustituto para "La Montera", que lo habrá, pero los que fuimos tus amigos desde hace años, sabremos copiar esa sabiduría innata que ahora echamos de menos. A tu familia y principalmente a Olga e Isabel, les envío un cariñoso abrazo, de este amigo que hoy queda arrugado y maltrecho.
