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Historiador del Arte

"Territorios compartíos"

La presentación en la Pinacoteca de Langreo de una obra con poemas de Miguel Allende y grabados de Natalia Pastor

El pasado viernes, 5 de febrero, tuvo lugar en la Pinacoteca Municipal de Langreo, sita en El Puente, calle Unión, 31, la presentación de un nuevo coleccionable 20 x 20, de Ediciones Pata Negra, en el habitual formato de caja-libro. La publicación, que hace el número 16, lleva como título "Territorios compartíos" y reúne siete poemas de Miguel Allende, junto a otros tantos grabados de Natalia Pastor, además de un múltiple y un desplegable primorosamente diseñados por esa artista. Un prólogo de quien suscribe completa el volumen, que debiera considerarse, a todos los efectos, como libro de artista.

El acto de presentación fue organizado por la Asociación Cultural Cauce del Nalón, el Ayuntamiento de Langreo y con la colaboración de LA NUEVA ESPAÑA, y fue conducido por el indómito Cuco Suárez. Aparte de los mentados autores, intervinieron, de un lado, el editor de la obra, Fermín Santos; y de otro, el músico Tante Blanco, que realizó una actuación basada en los poemas del libro.

Todo el contenido del coleccionable ha quedado convenientemente expuesto en una sala de la Pinacoteca Municipal de Langreo durante el presente mes.

Miguel Allende y Natalia Pastor, lavianeses nacidos en 1960 y 1970, respectivamente, son dos creadores que se han compenetrado a carta cabal para materializar la sugestiva pieza que ahora se da a conocer en Langreo. El hecho de que ambos fabros participen de un mismo marco espacial y generacional, al igual que de una sensibilidad afín, explica las muchas sintonías y complicidades que letras y líneas desprenden en los flamantes papeles. Así, la lírica melancólica y en ocasiones fantasmática del primero, en un asturiano de gran refinamiento, ha encontrado, a mi juicio, un contrapunto ideal en la gráfica de la segunda, sostenida por una figuración enigmática, límpida y metafórica. Con este bagaje, "Territorios compartíos" aborda algunas de las realidades más sentidas y palpitantes del Valle del Nalón, como son la decadencia de la minería, los efectos de la desindustrialización o la descomposición del mundo agropecuario -que había perdurado de manera arcaica en muchas áreas rurales de la Cuenca del Nalón, en virtud de una peculiar economía mixta. Estos temas de naturaleza pública, investidos de tono elegiaco, se conjugan en la obra con otros más intimistas y privados, verbigracia, el desarraigo, la memoria familiar o el amor paterno-filial.

Las ilustraciones del poemario y el desplegable de papel -trazas resueltas en blanco, negro y rojo, a través de diferentes técnicas de estampación-, revelan una dicción esmerada y tienen en el icono del árbol desojado y con raíces visibles su principal motivo conductor. De otro lado, el aludido múltiple, compuesto por cuatro piezas de metacrilato, fabricadas bajo contundente factura, representa un castillete minero, paradigma del rico y fascinante pasado industrial del Valle.

Presentar esta edición en la Pinacoteca langreana resulta de lo más pertinente y laudable, pues, por una parte, el centro hizo en su día el esfuerzo de reunir los primeros números del coleccionable 20 x 20 con destino a su gabinete de estampas, acción que incomprensible e inopinadamente los regidores abortaron; y por otra, Natalia Pastor es artista incorporada a la exposición permanente de la institución desde su misma apertura, a la espera de poder realizar una muestra individual que actualice y refuerce su presencia.

Pudiera pensarse, finalmente, que una parte del poemario-carpeta que nos ocupa comunica un mensaje triste, derrotista o apocalíptico de la Cuenca del Nalón, cuando lo que en realidad trasmite es la seducción por un entorno con un acervo cultural de extraordinarias distinción y riqueza, que por ignorancia, cainismo y corrupción, aún no se ha logrado aprovechar.

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