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Velando el fuego

El beso

El ósculo colectivo organizado en La Felguera por comerciantes de la calle Norte

Al igual que las tortas sirven para sustituir la falta de pan, del mismo modo podríamos decir que las ideas son el mejor remedio contra la carencia de instrumentos de recuperación de nuestra cuenca. Y por eso, conscientes de que las mejores ideas son las que se dejan ver en público, los comerciantes de la calle Norte, en su tramo del 1 al 20, han decidido tomar alguna iniciativa (ésta no es la primera) con el objeto de convencernos de que hacer las compras en nuestra localidad es más importante que subir al coche o al tren para desplazarse a otros lugares. A fin de cuentas, si una comunidad es un vínculo unido por intereses comunes, no parece arriesgado suponer que los nuestros se encuentran anudados en torno a los sitios por los que paseamos a diario.

Por ello, y con el objetivo de unir los aspectos lúdicos con los económicos, este sábado pasado se ha celebrado en la calle Norte la fiesta del beso, con la intención de conseguir batir el récord Guinness de la especialidad. Si bien, en esta ocasión, se dio una vuelta de tuerca el apretón de labios tradicional, pues cada pareja debía lucir unas gafas de sol. A buen seguro que durante el evento se hayan cruzado distintos pensamientos: desde quienes insistieran en "bésame, bésame mucho, como si fuera la última vez?", hasta quienes, más dubitativos o filosóficos, se preguntarían "a dónde irán los besos que no damos, que guardamos?". Y sin que hubieran faltado los que recordarían a su acompañante el necesario alimento semanal: "Déjame un beso que me dure hasta el lunes, un beso grande, un beso inmenso?". Pero, en todo caso, los besos (más o menos serios y apretados, o ajustándose las patillas de las gafas) fueron los protagonistas principales de la fiesta. Y es que un beso, además de una forma de diálogo, es el preludio del más bello instante de amor. O, recordando a Bécquer: "Por un beso? yo no sé qué te diera por un beso".

Convencidos de que no hay dos sin tres, los comerciantes piensan repetir la experiencia para el próximo año y, además, ampliar sus iniciativas a otro tipo de proyectos, entre los que, entre otros, se encuentran los destinados a favorecer causas solidarias. Todo sirve, con tal de ir consiguiendo salir de este túnel angosto en el que hace ya mucho tiempo que estamos metidos. Y por eso mismo, a nosotros nos corresponde también arropar y ser participes de estas ideas que, a la postre, revierten siempre en nuestro beneficio. Hay que romper con esa lectura pesimista de que cada pueblo tiene lo que se merece y, por el contrario, pensar, más bien, que, entre todos, tenemos capacidad suficiente para merecer más de lo que tenemos. Lucir con orgullo el escudo de langreanos significa también estar dispuestos a sacar a relucir el coraje de nuestros antepasados.

Además, en este caso, los comerciantes han contado con la colaboración del ayuntamiento, lo que significa que el frente común es amplio y que cada cual, a su modo, puede ocupar un papel protagonista en este apasionante momento que estamos viviendo.

Incentivar el consumo, y hacerlo en nuestras calles, es el eslogan de los comerciantes. Quiero creer que van a conseguirlo. Ganas no les faltan, y eso es lo más importante. Suerte. Y que, al menos, hagamos frente a la crisis con besos. Lo dijo el poeta "Un mundo nace cuando dos se besan" (Octavio Paz).

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