Ya es oficial. El 26 de junio habrá elecciones. Todos se echan las culpas, que siempre son viudas. Y en el velatorio de la política española, el Rey pide que ya que son incapaces de alcanzar acuerdo alguno para formar gobierno, al menos no hagan más daño a las arcas públicas. Que gasten poco en la campaña electoral. Felipe VI parece tener claro que los españolitos están tan hartos que poco les va a interesar lo que les puedan contar los candidatos y sus formaciones. No será más que una reiteración hasta el infinito de las palabras más o menos huecas que hemos escuchado en los últimos meses. ¿Acaso nos pueden proponer algo nuevo, ilusionante, creíble...? ¿Con qué moral iremos a unas urnas que vaticinan repetición de resultados, puñado de escaños arriba o abajo? Ya saben que un amigo quiere huir a Andorra. Otro propone poner a Faemino y Cansado, moviendo las copas de coñá, y cantando aquello de "dame veneno que quiero morir...".