Hace tiempo, pero que mucho tiempo, las festividades y los aniversarios se contaban, casi, con los dedos de una mano. Pero las costumbres cambian, los comerciantes, en parte, fueron creando y animando nuestra sociedad de consumo y así, añadiendo y añadiendo, fueron cubriendo los 365 días normales que tiene el año. Lo que ocurre el 29 de febrero cuando es bisiesto, no lo sé, pero seguro que lo cubrirán enseguida, aunque sea cada cuatro años.
Antes teníamos festividades como "la banderita", que era el día que se hacía la cuestación de la Cruz Roja. Otro día podía ser por "las misiones". Otro por el "Seminario". Después salió el del "Cáncer" y más adelante desapareció el de la "Tuberculosis" que hasta Correos emitía sellos para paliar tan terrible enfermedad y que gracias a los antibióticos erradicó en el mundo con más posibilidades, con la excepción de los países más pobres. Vamos situándonos, ¿verdad?
Pues ahora, cualquier cosa o causa tiene su celebración. Efectivamente las enfermedades parece que ocupan más lugar, sobre todo esas que se titulan "raras". Sin embargo, el 7 de junio, a alguien le dió por celebrar "el día del Donuts", rosquilla que con diferentes sabores apetece a medio mundo a la hora del desayuno o la merienda, jugosa por su cubrición y, como ustedes bien conocen, con un agujero en medio.
¿Su procedencia? Sabe Dios. Porque raya en la época medieval. En España la patenta como Donuts, con "s" al final, el panadero e industrial Andrés Costafreda en 1962.
Y acabo. "Cada día una melodía". Y la suya, ¿cuándo?
