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Desde mi Mieres del Camino

La imagen histórica a través de sus autores

Grandes fotógrafos que dejaron una huella imborrable en el concejo

Pues sí. Echando mano de la manida y gastada sentencia de que una imagen vale más que mil palabras, la historia de Mieres se "escribe" con unas imborrables pinceladas gráficas que toman plena actualidad a través de las nuevas corrientes de la redes sociales. Las páginas web, con su séquito de seguidores de todos los frentes humanos, geográficos y de cualquier condición, han puesto en pantalla, la grandeza de la imagen de un pasado que, siguiendo el ritual puede decir que "fue mejor que el presente", al menos en estas zonas deprimidas de las cuencas centrales de Asturias.

Y de dejar esa huella permanente e histórica, se encargaron una serie de profesionales y aficionados cuya herencia, o bien está reflejada en esa estela de las redes sociales, en los archivos de medios de comunicación escritos o se guarda, como oro en paño, en el deseo recordatorio de sus descendientes.

Porque, dicho a tiempo, la mayoría de los forjadores gráficos de la historia mierenses de los últimos ochenta años, se han ido de este mundo, dejándonos su huella inconfundible. Algunos, pocos, aún mantienen su agradable presencia entre nosotros. Y ellos son testigos de ese pasado floreciente.

Hubo en Mieres grandes fotógrafos profesionales cuyo recuerdo parece florecer ahora con cierta frescura. También aficionados que dedicaron una buena parte de su existencia a recrear e inmortalizar la imagen de un pueblo cuyo discurrir histórico giró en torno a una serie de acontecimientos que han puesto, como se suele decir, "la casa patas arriba".

También es justo y necesario dejar constancia de la presencia activa de los que hoy se han dado en llamar "fotoperiodistas" aunque, por supuesto, a nivel discreto de corresponsalías comarcales o locales. Pero su papel fue fundamental para dejar un legado que, en base al lógico noticiero diario del acontecer de un pueblo, complementaron certeramente cada acontecimiento o el simple discurrir de la vida a través del paulatino discurrir del tiempo.

Dejar constancia del tesoro que supone poder mostrar aquí y ahora un compendio de esa realidad, sería demasiado aventurado. Varias publicaciones en forma de volúmenes fotográficos, o formato de edición librera, hablan ya de ese tesoro y es seguro que dentro de unos meses aparezca publicado en perfecto marco tradicional, una bella joya de lo que arrojaron, gráficamente hablando, las décadas de los años ochenta y noventa. A la espera de ello queda la ilusión.

Pero sí se puede hablan largo y tendido de quiénes firmaron con su rúbrica diaria el acontecer de los últimos tiempos dejando huella inconfundible. Porque es obligado aclarar que, por aquel entonces, la fotografía constituía un elemento indispensable e ilusionante de cualquier acontecimiento que sintiese la necesidad de dejar testimonio de cara al futuro, desde la pequeña estampa del "retrato al minuto", para la cédula personal, hasta los artísticos álbumes de bodas, bautizos, conmemoraciones familiares y demás. Y que decir de actos públicos de toda índole, entre los que destacaba los festejos patronales, excursiones, citas deportivas, reuniones de diversión y otros actos similares. Era, por significarlo de alguna forma, el obligado testigo que servía posteriormente para el recreado recuerdo. Es obvio que también se encuadra, en este reflejo del pretérito, pruebas irrefutables de sucesos que lesionaron, en algunos casos, gravemente, la convivencia humana. Y ello quedó reflejado, para la posteridad, en la imagen estática, pero viva, de la fotografía.

Entre los valientes maestros del pasado figuran aún algunos que afortunadamente se encuentra con nosotros. Luis González González es quizás uno de los más significativos, puesto que, a pesar de no haber tenido nunca estudio propio, fue vigía de la realidad mierense , durante muchos años, al lado de uno de los más conocidos fotógrafos de Mieres, el que respondía a la denominación popular de "Foto Alonso" (José Manuel Pérez Alonso), llegado a esta plaza desde Gijón y cuya obra está actualmente recogida en un estupendo álbum. Su huella sigue perenne a través de una de sus hija, concretamente Eli Alonso.

Nuestro protagonista hoy, Luis González, con lugar de nacimiento en el barrio de La Villa, tiene un recuerdo fresco, pese a su edad cercana a los noventa años, de todos los profesionales que formaron vanguardia hacia la mitad del pasado siglo. En esa línea cita a Santos Barriales, procedente de León pero de los considerados uno de los de casa, indudablemente tiene palabras emotivas hacia la figura de quién fue su mentor, Pérez Alonso, quién mantuvo, durante un largo tiempo, sus estudios por diversos lugares del casco urbano hasta terminar en la actualmente denominada calle Manuel Llaneza. A Florentino Fernández, más conocido por "Frank" (seudónimo consecuencia de su estancia en Estados Unidos), lo considera un genial retratista y con esa estela viene figurando en el discurrir de los tiempos, con la particularidad de que usaba una ampliadora solar; de Manolito, el del Bazar X guarda el concepto de su gran conocimiento sobre la fotografía; contempla la figura de los hermanos Paco, herederos de Francisco García González, allerano nacido en Bello, el mayor, Paco con estudio y especial dedicación a los deportes y el más joven Paquín, retratero con "estudio" al aire libre en la calle Doce de Octubre, frente a la plaza cubierta, con su caballito de cartón para los peques, sus decoraciones volantes de cara a retratos familiares y también la foto al minuto para la cédula personal; Ramón Zapico aún vivito y coleando con sus noventa y cuatro años, alma y presencia activa en cualquiera de las conmemoraciones o acontecimientos que ocurrían o se programaban en Mieres, como si de un relaciones públicas de la fotografía se tratara, sobre todo en bautizos y comuniones. Y en fin, muchos más que, sin duda alguna dejaron su impronta marcada de cara al futuro.

Especial mención hacemos, con el beneplácito de Luis González, de los que ahora se les considera fotoperiodistas. Y es que aunque su marco de acción era local o como máximo comarcal, ellos formaron parte sobre todo de periódicos y semanarios. Con LA NUEVA ESPAÑA por bandera estuvo, durante unos cuantos años Julio Barrero "Jubar" que tenía su estudio en la calle Aller pero que dedicaba también su tiempo y capacidad profesional a complementar las noticias, comentarios y reportajes de este periódico. Mantuvo, en esa situación una larga trayectoria dejando santo y seña en la información de esta comarca. Le siguió más tarde el aficionado Alfredo Fernández "Alfer", quién también contribuyó a la expansión noticiera de la vida mierense de una forma clara y convincente, hasta que, una vez creada la edición "Cuencas", entraron en escena J. R. Silveira y Fernando Geijo actuales fotoperiodistas en plena acción, dos auténticos profesionales que alternan con otro de su misma madera, en la zona del Nalón, llamado Fernando Rodríguez.

Aún se podían señalar otras incorporaciones al periodismo gráfico desde esta casa, como pudieran ser, en la década de los setenta, el propio Paquín, el retratero de La plaza. Y ya posteriormente gente como José Ramón Viejo, Miguel Ángel, el primero en "Asturias Diario", el segundo en "La Voz de Asturias" y Juan Grela que también colaboró con alguno de estos diarios. Con todos ellos y para la posteridad, queda configurado el cuadro de honor de los profesionales y algún aficionado que, en Mieres, escribieron las páginas de la reciente historia, haciendo bueno lo dicho: "Vale más una imagen que mil palabras".

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