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Un grano... en el Ayuntamiento de Langreo

La gestión privatizada del agua en el concejo y la posibilidad de remunicipalizar el servicio

El Ayuntamiento de Langreo tiene "un grano en el culo": el agua. Se dice que el agua, al igual que el aire, lo da Dios de balde. Nada tan falso como eso. El agua, se paga; el aire llegará a pagarse, seguro. Nada que objetar al impuesto ya que efectivamente las obras, el personal, etcétera cuestan lo suyo. Sin embargo, ocurre que esos bienes, en este caso el agua, sirve de beneficio, de enriquecimiento a empresas que la gestionan en privado. Gestión, que es propiciada y consentida por los poderes públicos que son los que deberían velar por ser ellos los distribuidores de tal servicio y, efectivamente, cobrar el impuesto requerido por el mismo. Es el caso del Ayuntamiento de Langreo, en el tema del agua.

El servicio está privatizado por el PSOE. La oposición de IU aquel entonces, en la que estaba el actual regidor municipal, decía en 2011, siendo candidato en las elecciones de aquella fecha: "el recibo del agua se ha incrementado en un 70%". Y se comprometía a bloquear "estos incrementos brutales y a estudiar fórmulas para que la gestión sea pública". Así mismo, en el 2007, con motivo de la Semana Cultural Dolores Ibárruri, IU trajo al portavoz municipal de EU, Miguel Ángel Martín y el coordinador comarcal Carles Xavier López, de Sagunto, a debatir la gestión pública del agua. Es decir, IU defendía la gestión pública del agua, y entiendo que sigue defendiéndola.

Actualmente, el Ayuntamiento de Langreo está gobernado por la coalición de IU y Somos Llangréu; está dentro de lo que se ha dado en llamar "Ayuntamientos por el cambio" y ese "cambio" se ha encontrado con el "grano en el culo" del agua; siendo el impuesto de la misma uno de los tres más caros de Asturias. El alcalde y la concejalía correspondiente informaron en su día en "asamblea abierta", de los pormenores del tema, no sé si con el ánimo de justificarse o con la sinceridad de quien quiere que el pueblo sepa de qué va la gestión. Me quedo con esta última. Es una pena que en su día no se hubiese hecho lo mismo por quien estaba en la oposición. Pero, vale, "pelillos a la mar" y lo pasado, pasado está.

Hablemos, pues de la actualidad, y ella es que el agua continúa privatizada, continúa siendo cara y la gente continúa sin entender absolutamente nada. Parece, que lo que domina en este caso, en el gobierno consistorial, es el informe de los servicios jurídicos que no aconsejan meterse en el charco de la remunicipalización del servicio del agua, por lo que la "prudencia" se impone.

Sin embargo, en España hay ayuntamientos que habiendo estado igual o peor que el de Langreo, consiguieron que servicios en su día privatizados, vuelvan a ser municipales y públicos, es más, ayudando y propiciando Plataformas reivindicativas que desde los ayuntamientos hicieron suyas. No ocurre lo mismo en Langreo, donde una Plataforma por la recuperación del agua no encuentra sintonía con el Ayuntamiento.

Se aducirá, que las situaciones son, tal vez, distintas; que depende de los contratos hechos en su día; que, es posible, los trabajadores de la empresa que gestiona el agua puedan sufrir negativamente la vuelta a lo público, esto y mucho más es aducible. Pero, aún siendo así, no exime de responsabilidad a la actual corporación en el gobierno para que el servicio del agua vuelva a manos municipales y el impuesto, que no se discute, sea menos gravoso para la población. La prudencia que se pide para tratar el tema con "delicadeza" es la misma que se critica ( y con razón) cuando por ejemplo el PP pide la misma prudencia cuando justifica Ley de Reforma Laboral en beneficio de no sé cuántos puestos de trabajo; o la que ahora se pide desde la oposición PSOE /PP /Ciudadanos al gobierno de Langreo de cara al impuesto a las "grandes empresas". Prudencia, sí. Pero valentía, también.

No se olvide que la privatización de los servicios públicos, supone sencillamente convertir en puro negocio lo que son derechos básicos incluidos en la Constitución e incrementar la precariedad en el empleo. Así, todo se convierte en ganancia, donde lo que prima e importa es obtener el mayor beneficio posible. Estas subcontrataciones de importes millonarios, quedan, además, al margen de cualquier control de los concejales municipales y, mucho más, cuando las cesiones se hacen por décadas, como es habitual. Sin obviar la pérdida de calidad en la prestación del servicio y el aumento de los precios para los usuarios. Caso, como el impuesto actual del Ayuntamiento de Langreo.

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