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Propuesta para el callejero de Mieres

Ya es hora de que el Ayuntamiento reconozca la labor de muchos vecinos que merecen dar nombre a espacios públicos

Hace escasas fechas los mierenses conocimos la triste noticia del fallecimiento del cronista José María Pellanes, un comunicador nato con amplia cultura y afán por el conocimiento, cuya dilatada trayectoria ha dejado impronta en muy distintas facetas de la vida mierense.

Pues bien, de forma espontánea surgió -precisamente en el muro de Facebook de este que humildemente escribe- la idea de solicitar al Ayuntamiento que el nombre del insigne periodista fuera tenido en cuenta para denominar a algún espacio público del concejo. A este planteamiento se fueron uniendo de inmediato un grupo de personas que, teniendo como portavoz a Ángel Luis Rubio, decidimos hacer pública esta petición. La respuesta del Ayuntamiento no se hizo esperar y en boca de su Vicealcalde se declaró, según recoge LNE, que si bien Pellanes "ha hecho méritos suficientes como para ser acreedor de un homenaje de ese tipo, hemos recibido durante los últimos años muchas peticiones, y tenemos que ir tramitándolas todas".

La respuesta es cuando menos un tanto frustrante, si bien comprensible dada la acumulación de tareas que inunda las mesas y despachos de nuestros munícipes. Paciencia, todo llegará. Tenemos que ser optimistas porque a ello nos invita el ejemplo de ese merecido y retardado homenaje a Carmen Díaz Castañón, nuestra "directora", que se llevó a cabo con tan solo un par de décadas de retraso y gracias a la iniciativa de una asociación cultural que tuvo la sensibilidad adecuada para conectar con ese clamor soterrado que reclamaba un homenaje para la figura de Carmen. Y tanto es así que en aquél acto en la Casa de la Cultura nuestro señor Alcalde se comprometió a dar respuesta a una petición efectuada por los organizadores para dar el nombre de Carmen Díaz Castañón a algún espacio público. Han transcurrido meses, camino ya de un año, y no se ha vuelto a saber nada acerca de aquella promesa que públicamente y en un emotivo arranque hiciera Aníbal Vázquez. Soy consciente de que la relación de nombres debe ser abultada pero, pese a intuir que así es, voy a tomarme la libertad de añadir un poco de tarea a nuestros políticos al proponer desde aquí algunos otros que podrían ser merecedores de esa distinción y que añado a los ya citados de Carmen Díaz Castañón y José María Pellanes.

Lo de poner nombres propios a lugares es algo que a los políticos les genera inseguridad, vértigo, temen molestar a alguien por acción u omisión. Libre de esas ataduras yo voy a enumerar una serie de personalidades que a mi modesto entender dejaron huella en Mieres, algunas felizmente aún están entre nosotros, y que sin más demora deberían engrosar nuestro callejero por ser ejemplo de conducta y de trayectoria personal y profesional. Son muchos más, seguro que sí, pero por algunos hay que empezar a renovar este nomenclator.

Pongo por caso a dos personalidades del mundo de la sanidad pero también con significación extraordinaria en la vida social del municipio. Por una parte me refiero al Dr. Cardeñoso, cirujano y exponente del voluntariado social que tanto tuvo que ver con el impulso de Amicos, y por otro lado a "Ludivino el practicante" ya que representó toda una época del ejercicio profesional de la enfermería y su misma trayectoria supone un ejemplo de superación personal pues fue uno de aquellos mineros que a base de tesón adquirieron una formación a edades ya maduras. Otro ejemplo de esa capacidad para superarse fue Florentino Prieto Ordiales quien decía que apenas sabía leer ni escribir cuando entró de guaje en la mina y sin embargo llegó a titularse como Ingeniero Técnico y a ser un destacado dirigente político y Vicealcalde de Mieres con la llegada de la democracia. ¿No debería el Campus de Barredo contar con alguna sala, con algún premio fin de carrera, con alguna mención honorífica que llevara su nombre? Y sin salir del campus, me pregunto a qué esperamos para dar el nombre de Agustín Casado Ballesteros a la residencia de estudiantes de forma que se inmortalice la labor de un hombre audaz y visionario que apostó por el proyecto universitario como muy pocos pueden decir que lo hayan hecho. Me alegra por cierto especialmente citar aquí algunos nombres de personas que felizmente y espero que así sea por muchos años podrían disfrutar en vida de este homenaje. Al recién mencionado Agustín Casado añado los nombres de Gerardo Iglesias Argüelles, Conchita Valdés y Aquilino "Polio".

No obstante, no quisiera finalizar sin mencionar a otras figuras ya desaparecidas cuya impronta sin embargo perdura y así quiero recordar a "Don Alejandro el veterinario" como profesional de esta disciplina que ejerció durante décadas en el Concejo y por su carácter y buen hacer pasó a ser toda una institución local en los años setenta y ochenta del pasado siglo. No hay que obviar que en tiempos ya pretéritos el veterinario era un profesional de prestigio y muy valorado socialmente ya que de salvar el xatu, la burrina o el gochu dependía en gran medida el bienestar de la familia.

También considero de justicia recordar y proponer a César Sampedro, conocido como César "Rosi" por su excelsa colaboración en la vida social de Mieres durante treinta años en ámbitos que iban desde el hockey hasta la organización del Tren de Madera.Y, como es posible que se me diga que no hay tantos equipamientos disponibles, dejaré el siguiente nombre propuesto para cuando Mieres vuelva a contar con un teatro como se merece y para que así, ese día, podamos recordar a Nel Amaro dando su nombre a un recinto que sea santuario de Cultura y expresión artística.

Seguiría, podría seguir...Luisín "el de Sueros", quien fue asesinado un Primero de Mayo en plena Dictadura franquista, el cronista Julio León Costales, los trabajadores del mercurio, Luis Rodríguez (Luis el abogáu), a la sazón director del Orfeón de Mieres... Incluso un amigo desde la "izquierda no cainita" me decía hace poco tiempo que era un error condenar al ostracismo a algunas personas por haber ocupado cargos institucionales durante la Dictadura cuando realmente habían trabajado y favorecido el desarrollo de nuestra villa e incluso habían repudiado la represión y la violencia. Estaba haciendo referencia a Don José María "el Médicu", alcalde en los años cincuenta y en cuyo mandato se creó Emutsa y se inauguró el Sanatorio de Murias. También se cuenta que dio orden a la Policía Municipal de desarmar a los matones del "sindicato de la madera" (una especie de Ku Klux Klan de la época creado y amparado por sectores del franquismo). Es posible que mi amigo tuviera razón y me parecía interesante reflejar aquí su punto de vista.

Pues bien, esperemos que tome nota nuestra ilustre Corporación y que de una vez sea capaz de agilizar esa "lista de espera" puesto que nuestro Mieres es toda una cantera de celebridades, de personas altruistas y geniales, merecedoras de dar nombre a calles, plazas y jardines.

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